Por: Marco Antonio Flores N. - Periodista. / Foto: Jóvenes
universitarios bolivianos en las trincheras / Pintura del artista beniano Gil
Coimbra (1914-1976) // Publicada por Luis
Rea Romero en: APRENDIENDO
DE LA GUERRA DEL CHACO (1932-1935)
El 6 de noviembre de 1932, un puñado de muchachos bizarros detuvo el ataque
paraguayo a 9 kilómetros de Saavedra–Campo Jordán, dando motivo a que el lauro
de la victoria ciñese la frente invicta del soldado boliviano.
El amor por la Patria, por la bandera, llevó a muchos bolivianos a morir
heroicamente. La historia de la Guerra del Chaco (1932-1935) está llena de
valor, dolor, vida y muerte. Los jóvenes soldados bolivianos, cada uno de
ellos, escribió su propia historia que al recordarla o leerla un páginas
amarillas y rotas por el tiempo, nos llenan de emoción como si aún estarían
combatiendo en sus trincheras.
El 6 de noviembre de 1932, un puñado de soldados bolivianos dieron al enemigo
una lección de valor y cuando se encontraban casi derrotados, en el cielo
brilló un cóndor de metal que vomitó todo su fuego sobre los enemigos dejando
el campo lleno de muertos, se trataba de un heroico aviador boliviano que
defendía a sus compañeros desde las alturas.
HISTORIA
La historia rescatada de la Semana Gráfica indica que esta fue sin duda, una de
las más grandes acciones de valor, pues un reducido número de hombres reveló en
extensión y profundidad el espíritu bélico más admirable, la constancia, y la
serenidad a toda prueba.
Antes de entrar en un relato circunstanciado, sobre el desarrollo del combate
del 6 de noviembre, valga decir, el bautizo de fuego de la tercera Compañía del
Regimiento 25 de Infantería, con el propósito de dar una idea sobre las
condiciones en que combaten los defensores de kilómetro 9 de Saavedra,
consignaremos algunos datos referentes a la situación del terreno y al efectivo
de tropa.
Dos kilómetros delante de las posiciones de Campo Jordán y por donde pasa la
picada que conduce a Alihuatá, se encuentran las tres islas de bosque, que
fueron teatro de la iniciación de los combates de este sector, donde se puso
coto a la avalancha guaraní, que embelesada con los triunfos, intentaba
apoderarse de todo el Chaco. En la isla más avanzada se encontraba la Primera
Sección, bajo el comando del subteniente de reserva Román Alderete, con un
efectivo de 48 hombres. La segunda ocupaba la sección Gálvez compuesta por 41
hombres y en la tercera estaba la sección Cordero con 36. A la izquierda de la
picada y en un claro de monte de la segunda isla se encontraba el Comando de
Compañía.
ULTIMAS DISPOSICIONES
En las primeras rondas no hubo novedad alguna. Ya aclaraba el día, cuando un
parte del Comando de Regimiento daba a conocer que por la picada que conduce a
Alihuatá, avanzaba una columna de tropa enemiga. Inmediatamente, el comandante
de compañía, teniente Valverde, llamó a los estafetas y con ellos hizo un
último recorrido de posiciones a la par que daba las instrucciones necesarias a
fin de evitar un ataque de sorpresa. En todos los retenes los centinelas
acusaban evidentes indicios de la presencia del enemigo.
¡¡NADIE HACE FUEGO ANTES DE 50 METROS¡¡
(Hora 7) Pronto esa disyuntiva era despejada por la aparición de una patrulla
de caballería, que bifurcándose en dos alas, se desplegó por el pajonal. El
comando de Compañía ordenó que nadie hiciera fuego antes que el enemigo llegase
hasta los 50 metros, y que las islas dieran la señal de combate. La orden fue
cumplida con absoluta estrictez habiendo causado un buen número de bajas y la
consiguiente retirada.
EL COMBATE
Tan pronto como había llegado la patrulla enemiga a la orilla del próximo
bosque, se hizo presente un gran contingente de infantería, que dividiéndose en
tres alas se desplegó en dos fracciones por los extremos del monte y una
tercera por el pajonal, dando comienzo al combate, el cual tomó caracteres
inverosímiles. Las automáticas “pilas” batían a su sabor los costados y el
centro de nuestras posiciones, haciendo un verdadero derroche de munición, sin
que sus efectos respondieran al esfuerzo que hacían.
Las horas parecían dilatarse, el cielo estaba limpio y el sol en todo su vigor
calcinaba su atmósfera. Era un día hermoso; pero con todo, el bautizo era duro
y no había más recurso que seguir adelante; todos participaban de esa sensación
única que produce el silbo de las primeras balas y la ansiedad indefinible de
ver un primer “pila”.
ESTAMOS RODEADOS
Pronto, los Bermman se dejaron sentir más cerca, y casi en todas las
direcciones, y el fragor del combate no menguaba ni siquiera en parte ya que el
enemigo aumentaba en proporción numérica en forma asombrosa, sin que ello
causase el más remoto desconcierto entre los 128 defensores de las tres islas.
Toda petición de refuerzo fue inútil, el teléfono había sido cortado y
paulatinamente iban cerrando el círculo de fuego las fuerzas contrarias.
MUERTE DELSUBTENIENTE ALDERETE
En la isla más avanzada se encontraba la Primera Sección, bajo el comando del
subteniente de reserva Román Alderete, cuya serenidad y hombría eran dignas de
toda admiración y respeto.
Fue sin duda éste el sector donde las armas guaraníes concentraron mayormente
su fuego y donde había una resistencia tenaz, habiendo sido rechazados hasta
horas 14 por tres veces con positivas pérdidas.
Transcurrían siete horas de desigual combate, no había esperanza de recibir
refuerzos, ni llegaba la orden de repliegue a primera línea y las municiones
estaban a punto de agotarse.
En esas circunstancias, Alderete ya no era el hombre reposado y tolerante, su atención
se dirigía hacia los movimientos que tomaba el enemigo tan pronto estaba en uno
como en el otro costado de la isla, su voz se dejaba sentir en todas las
direcciones con un acento especial que influía a la confianza - ¡Cada tiro debe
ser impacto seguro¡ ¡Nadie se retira de su posición¡ y no cejaba un solo
instante de orientar a sus soldados.
Hasta que un cuarto ataque con mayor efectivo de combatientes y protegidos por
ametralladores pesadas y Bermman, batió con violencia todos los frentes,
tomando proporciones excepcionales, en el cual cayó víctima de un proyectil que
perforándole el costado izquierdo del maxilar inferior le fracturó la base del
cráneo, en circunstancias de estar dirigiendo su tiro a un apuntador de pieza
liviana.
Murió Alderete y con él varios de los soldados sin que ello restase la moral de
los defensores de la isla.
CUMPLIDA SU MISION
Cuando ya se había producido la muerte de Alderete llegó un parte del Comando
de Regimiento en el que indicaba el repliegue de la compañía de sacrificio a
las posiciones del Destacamento Montan. (A la izquierda de kilómetro 7) ya que
había cumplido su misión al constatar el efectivo de atacantes a Saavedra.
La primera sección se replegó sobre las posiciones de la segunda, coadyuvando
en forma positiva su defensa, pero el fuego enemigo tomaba proporciones mayores
concentrándose sobre estos dos frentes. Las circunstancias eran apremiantes
todo esfuerzo para evitar la caída de la primera isla fue inútil, y después de
un cuarto de hora poco más o menos de reñido combate penetraba la primera línea
“pila”, encontrando en la isla por todo botín de guerra los pocos cadáveres de
los defensores que allí perecieron.
Con la caída de este sector el rodeo completo era inminente, además una de las
piezas livianas había sido completamente destrozada y contaba con pocos
cartuchos para la otra.
PANICO EN LA LINEA PILA
El calor era sofocante, el hambre, la sed y la fatiga hacían flaquear sus
esfuerzos, el tiroteo recrudecía en la tercera isla, mientras desde el pajonal
las dos primeras se esforzaban por mantener a raya al enemigo, cuando con
majestad soberana uno de nuestros aviones claramente se diseñaba sobre el
límpido cielo del kilómetro 9 y sus ametralladoras comenzaron a batir el sector
contrario, produciendo el consiguiente pánico.
Cesó por unos instantes el tiroteo y el avión se alejó hacia el bosque buscando
seguramente al comando paraguayo, maniobra que favoreció para que el enemigo
después de un inusitado combate ocupara la isla lanzando prolongados alaridos.
Volvió el avión en el preciso momento que una fracción paraguaya salía a la
picada y se apoderaba de un fondo de agua. Picó la nave en esas direcciones y
un chappner nuestro caía matemáticamente al fondo, levantando una formidable
columna de polvo y pedazos multiformes, gritos de dolor y espantoso se
levantaron en todas las direcciones, mas… las bombas se sucedían unas tras
otras sobre las dos islas, sin que por ello dejase de recrudecer el fuego de la
tercera sección, hasta que a horas 15:00, poco más o menos, esa pequeña
fracción daba acceso a las fuerzas paraguayas después de un verdadero
agotamiento de energías y municiones. Entre tanto, sus compañeros se replegaban
a primera línea.
EN OTRAS POSICIONES
A horas 18, el Comando Superior de Muñoz mediante un parte felicitaba a la
Tercera Compañía del Regimiento 25 por haber constatado el avión numerosas
bajas en campo enemigo y haber resistido por espacio de 8 horas un formidable
ataque.
El cielo se cubrió de nubes, llovió a torrentes durante toda la noche y de
cuando en cuando la artillería “pila” ponía la nota discordante de sus 105, en
la apacible quietud chaqueña.
Con el alba los sobrevivientes de la anterior jornada ocupaban otras posiciones
junto a las demás compañías.
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