Foto: Ciudad de La Paz. // Tomado del libro “Estampas Antiguas de La Paz. / Por: Luis
Llanos Aparicio / Publicado en el periódico El Diario el 17 de Enero de 2017
Indígenas y los primeros españoles establecidos en estas tierras, tuvieron la
primera fuente de provisión de agua en el río Choqueyapu. Sustentó a los
pobladores de esta cuenca desde tiempos remotísimos. Sus aguas caen en
torrentes cristalinos de la cordillera Milluni, llegada a tierra su corriente
glauca y fresca, serpentea vertiginosa lamiendo la extensa hondonada y las
quebradas sobre las que se edificó la ciudad.
Allí confluyen muchos arroyuelos y vertientes cuyo líquido, con el del caudal
madre, porfiaron la existencia humana así como también de las florestas y
cultivos en las zonas bajas. Sus cabeceras son estériles, llenas de fangales y
de piedras. Así van introduciéndose por los declives montañosos. Hasta unirse
al lecho principal, sirven de riego a los suelos del trayecto y se prestan a la
faena agrícola.
Toda esta hidrografía hizo el milagro de la vida por estos breñales hoscos
donde la puna se hunde hacia lo profundo en un resbalamiento caótico.
Anonadadora la visión que tuvieron los españoles a su llegada. Apretando la
garganta del río, por ambas riberas, las casuchas de paja con puertas de cuero
o empalizadas. El núcleo más predominante se halla ubicado en
Churupampa–Challapampa. Donde aquel instante, si no antes, el río es la
historia misma de La Paz y le dio hasta su nombre al llegar las huestes de
Almagro, antecediéndose al capitán Alonso de Mendoza.
Hasta comienzos del siglo pasado, el agua de consumo humano se la extraía de su
cauce. Sería interesante describir su acarreo en jofainas o vasijas de barro o
de cobre a espaldas de los cargadores, en incesantes subidas y bajadas hasta el
atardecer por las callejuelas pendientes alcanzando la orilla.
Muchas casas tenían sus pozos, es especial por San Pedro, Challapampa y Caja de
Agua.
Las ordenanzas de 1869, hablan de piletas y fuentes públicas. Allí se abrevan
las bestias de carga y también en sus alrededores. Los chorros servidos se
utilizaban para el lavado de ropa.
Un ensayo de destilación se hizo el año 1877, concediendo el privilegio a don
Demófilo Herrera, más no se supo de sus resultados.
El 31 de mayo de 1891, el ingeniero E. V. Henry fue comisionado por la
Municipalidad para efectuar un estudio de instalación de filtros para las aguas
de bajada del Alto de Potosí, Challapampa y otros lugares.
La entrega de filtros en Achachicala, se hizo el 16 de julio de 1905. La obra
fue ejecutada por el ingeniero Antonio Camponovo, siendo presidente de la
Alcaldía el señor Heriberto Gutiérrez. En dicho lugar se llevó a cabo un acto
especial al que asistieron 400 invitados que se trasladaron en coches. No
obstante la incomodidad del lugar, por la falta de caminos, el propietario de
la Pensión Biscardi “sirvió un lunch a las mil maravillas”, según aseguraba la
crónica social del periódico “El Diario”.
Podemos citar el año 1902, en que se hicieron los primeros estudios serios para
dotar de agua potable al vecindario paceño. Hasta entonces, la conducción y
distribución se la hacía por medio de canaletas y acequias de cal y ladrillo,
sistema empírico y peligroso expuesto a la contaminación. La ciudad contaba con
70.000 habitantes. Las lluvias, el trayecto de acémilas y coches, así como las
necesidades industriales, si no obstruían, malograban la limpidez de modo que
era frecuente hallar residuos extraños dañinos para la salud. Se calculó ese
año un consumo de 25 litros por cada habitan-tes. Ponemos a la vista los
cálculos y trabajos aconsejados por el ingeniero Eduardo Henry, contratado para
el efecto.
Compra de cañerías y materiales de fierro y acero de la fábrica Maimersmann
para soportar una presión de 25 a 50 atmósferas y un equipo de 642 tubos
grandes, con 5.511 metros, diámetro interior 200 milímetros; 685 tubos con
5.005 metros, diámetro interior 80 milímetros; y tubos o caños curvos en forma
de T; tornillos, tapas, etc. El material costaba puesto en el puerto de
Mollendo –Perú– Bs. 155.764,90 habiéndo-se adelantado Bs. 114.500– Por los
fletes Mollendo–Chililaya se pagó Bs. 14.122,67 a los agentes de aduana
Dauesberg, Schuve-ring Co.; de Chililaya a La Paz Bs. 34.151,86 a Ascarrunz
Hns. Y otros gastos pequeños Bs. 669.
El año 1903, se hizo la captación de aguas de Tembladerani, para surtir a la
región S.O. o sea de Sopocachi–San Pedro.
En 1908 se firmó el contrato escriturado entre la Municipalidad y The Bolivian
Rub-ber & General Interprise Ltda. Estableciendo:
1°.— La Municipalidad daba la suma de 400.000 Bs. Proveniente de un empréstito
y más de Bs. 75.000 de sus fondos para la captación de las aguas de Milluni y
su con-ducción a la ciudad en tuberías de acero.
2°.— La empresa daba en compensación 500 litros de agua por segundo, sin
interrup-ción.
3°— Se calculó el costo de las obras en Bs. 2.000.000 de Bs. De los cuales el
Con-cejo debía aportar Bs. 475.000.
4°— De esta captación debía obtenerse fuerza para el alumbrado y empuje de
tran-vías.
Tal la historia de la instalación de este servicio. Posteriormente, el 10 de
marzo de 1921, en vista del gran crecimiento de la población en la zona
Sopocachi, la Alcaldía, presidida por el señor Honorato Landa, acordó su
ampliación, fijando en el presu-puesto de ese año la suma de Bs. 17.000. Se
sustituyeron las tuberías de salida de aguas de la Casa Azul (Tembladerani) con
otras de ocho pulgadas de diámetro, ten-diéndolas en dirección al Montículo.
Los baños públicos y lavanderías que se instalaron inicialmente en la ciudad de
La Paz, estaban situados en la región de Cha-llapampa, sobre el río Choqueyapu.
Lo accidentado del terreno, las viejas quintas, avenidas de tierra y molinos,
daban un aspecto “pintoresco” decía el historiador Luis S. Crespo.
Debemos anotar una rareza. No obstante las deficiencias del agua, piletas
rústicas, etc. Y las edificaciones con materiales de paja, palos, barro, etc.
susceptibles de arder en un descuido, desde 1886 había en la ciudad un Cuerpo
de Bomberos, para acudir presto a estas eventualidades.
El 17 de junio de 1912, se resolvió clausurar una laguna artificial que había
en el Prado, “por constituir un foco de infección” ya que sus aguas estaba
completamente sucias, autorizando a la Prefectura colocar en el sitio una
estatua de mármol”.
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