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HANS KUNDT EN PLENA PRIMERA GUERRA MUNDIAL HABLA DE BOLIVIA

Hans Kundt en 1930. (Fuente: Terapeak)

Fuente: El general y sus presidentes: vida y tiempos de Hans Kundt, Ernst Röhm y siete presidentes en la historia de Bolivia, 1911-1939. De: Robert Brockmann - Plural editores, 2007.

Una vieja edición del diario argentino La Nación publicado en 1915, relata las pericias del corresponsal de ese diario, Juan José de Souza Reilly, en las líneas de combate entre rusos y alemanes en Galitzia. Allí se topó con un oficial alemán que, para su sorpresa, le hablo en español en ese inverosímil rincón del este europeo. A partir de allí, la acción se desarrolla en un improvisado casino militar en la localidad de Lenczyca, al norte de Lodz:
Durante la comida, el teniente Stumpff –que como otros muchos oficiales alemanes habla español- me dice:
-Los americanos del sur tienen una línea de combate de Lenczyca un general que es un valiente.
-¿Cómo?
-En Bolivia es general. En Alemania es teniente coronel. ¿No conoce Ud. Al comandante Kundt?
-¡Es un bravo!
-¡que sorpresa… casi abandono los cubiertos para correr y verle.
La entrevista transcurrió así:
Alto, grandote, muy gentil, el general Kundt –le llamare general en homenaje a Bolivia- nos estrecha las manos muy cordialmente. Habla en español con nosotros, y al hablar matiza la conversación con graciosos modismos bolivianos.
Cuando le dicen que yo soy corresponsal de guerra de La Nación, exclama: -Me alegra que las publicaciones más importantes de la Argentina se interesen por conocer la fuente directa e imparcial la conducta del ejército germánico en la guerra. Ya habrá visto Usted que los soldados alemanes, aunque estamos en tierra ajena y recién conquistada nos sabemos portar como…
-¡Como alemanes general!
-Bueno, pero iba a decir como caballeros y como hombres de pelean por la patria sin olvidar que tienen corazón.
-Oigan queridos amigos –nos dice-. No hablemos de tonterías. Hablemos mejor de Bolivia, mi segunda patria. Y en efecto habla de Bolivia con cariño. La recuerda con pasión de enamorado.
-Es una lástima –exclama- que en la Argentina no se conozca más de esa hermosa república. Se la juzga a menudo por las referencias de los viajeros de antaño. El Ejército actual de Bolivia es un verdadero milagro del patriotismo y de la energía del pueblo y del gobierno. Y no crean ustedes que el esfuerzo costo mucho dinero, no señores. Allá se tiene la materia prima en abundancia, ¡el soldado! La gente del campo y la indiada provee al país de un soldado que no encuentra quien lo aventaje. Aprende y se instruye militarmente con una facilidad que asombra. Además cuando el soldado aprende una cosa no la olvida jamás. Como tirador puede competir con los mejores. }es bien sabido que los indios de América poseen una vista poderosa. En todo el Ejercito de Bolivia no hay un soldado que use anteojos. El soldado criollo ve como si en lugar de dos ojos tuviera dos telescopios. Otra de las características del soldado de Bolivia es su resistencia colosal. Se puede pasear a pie toda la América sin que se fatigue. Come poco. A lo sumo, el único placer que exige es muy barato: la coca. Es inteligente, no tiene nervios. Puede pelear con una sangre fría que no lo mueve el pulso. Contando con esos elementos naturales, tanto a mí como a los oficiales instructores que lleve, ha sido fácil darle a nuestra querida Bolivia un ejército modelo. Debo ser elogiando el mérito y la inteligencia delos jefes y oficiales de aquel país.
-Cuando estalló la guerra –le pregunte- ¿se hallaba Ud. En Bolivia?
-Felizmente hacia un mes que el gobierno boliviano me había acordado una licencia. Estaba ya pronto para regresar cuando se rompieron las hostilidades. En seguida con mi grado de teniente coronel el Estado Mayor (alemán) me mando aquí donde mi dominio del idioma ruso me pone en cómoda posición para servir doblemente a mi patria.
-¿Y esas dos cruces?- inquiero señalando las condecoraciones que tiene en el uniforme.
-Esta cinta que llevo en el ojal es la Cruz de Hierro de segunda clase y esta otra que llevo del lado izquierdo es la Cruz de Hierro de primera clase.
Ya sabe el lector que la Cruz de Hierro de primera solo la otorga el Kaiser, personalmente, por una acción de guerra muy heroica. El general Kundt salvo un regimiento y reconquisto con 10 hombres a 200 alemanes que estaban prisioneros.
El capitán Thiel, que nos acompaña, me dice:
-Si por cada uno de los actos heroicos del teniente coronel Kundt el Kaiser le hubiera dado una Cruz de Hierro, no le alcanzaría toda la tela de su uniforme para sostenerla. Es un verdadero valiente. Además es un táctico de primer orden. El mariscal Hindenburg siente una admiración por él.
(Después)
-Cree Ud. General que esta guerra transformara las relaciones internacionales de las repúblicas de América?
-Seguramente. Algo ha de surgir. Es muy conveniente para todos esos países que, ahora más que nunca, traten de solidificar sus vinculaciones de amistad. Pero hay otra cosa que es importante: tener un buen ejército. Es muy hermosos y muy saludable ganar mucho dinero y enriquecernos con el trabajo, pero a condición de que encerremos nuestra ganancia en una casa donde las cerraduras y las puertas sean tan fuertes e inquebrantables que solo con mirarlas el vecino no sienta la necesidad de aproximarse para verlas de cerca y envidiarnos nuestra fortuna. 
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