Por: Micaela Villa / / La Razón, 23 de marzo de
2015.
En 1879, Bolivia no contaba con los suficientes recursos
para asumir una guerra con Chile, es por ello que el presidente de ese
entonces, Hilarión Daza, aprobó decretos que establecían descuentos a los
trabajadores y empréstitos internos de los departamentos.
“Que la deficiencia del tesoro nacional no permite atender
debidamente a los gastos extraordinarios de guerra (...). Que estando declarado
el estado de sitio (...), desde el 1 del presente (marzo de 1879) se hará un
descuento a todos los empleados civiles y eclesiásticos, en el pago de sus
sueldos y pensiones de cualquier clase que sean (...)”, señalaba un decreto que
fue publicado por el periódico paceño El Comercio el 4 de marzo de 1879.
A quienes ganaban de Bs 300 a Bs 800, se les descontó el
10%; a los que se les pagaba de Bs 800 a Bs 2.000, el 20%; de Bs 2.000 a Bs
5.000, fue el 25 %; y de Bs 5.000 adelante, la tercera parte del total. Los que
percibían menos de Bs 300 al año no fueron tomados en cuenta.
Chile ya había invadido todo el Litoral boliviano, y así lo
confirmaba la prensa de ese país. El 8 de marzo, El Comercio, de La Paz,
reprodujo un editorial del periódico Los Tiempos, de Santiago, titulado La
lógica chilena: “Ya estamos en posesión del Litoral, que habíamos cedido a
Bolivia, y Bolivia no ha sabido o no ha querido conservar. Chile recobra su
propiedad sin disparar un fusilazo y en medio de la alegría de las
poblaciones”, señalaba en su parte importante.
No solo se dispuso el descuento a los ciudadanos, también se
acudió a otras formas de financiamiento. El martes 25 de marzo, Daza aprobó
otro decreto referido a que los ingresos ordinarios de la nación, que aún eran
escasos, por lo que se ordenó un empréstito nacional interno por la suma de Bs
1.000.000.
De esa forma, el departamento de La Paz contribuyó con Bs
350.000, el de Oruro lo hizo con Bs 120.000, Chuquisaca aportó con Bs 130.000,
Cochabamba con Bs 160.000, Potosí con Bs 200.000, Tarija con Bs 30.000, y
Santa Cruz con Bs 10.000.
El general Tomás Peña y Lillo, miembro de la Academia Boliviana
de Historia Militar, señaló que Bs 1.000.000 era equivalente a $us 300 millones
aproximadamente de la actualidad.
“Se hizo un empréstito forzoso por un millón y se pidió a la
ciudadanía que done todo su oro para la campaña. Entonces se compraron fusiles
y cañones. Asimismo se compró de la Argentina, uniformes, chancletas, mochilas,
frazadas para llevar el Ejército hacia Tacna (Perú), el cual partió en abril y
llegó al iniciar la campaña de Tarapacá. En ese tiempo un fusil valía como Bs
27”, señaló el militar.
“El empréstito es obligatorio para todos los ciudadanos que
sean designados como prestamistas, el Gobierno en garantía del empréstito
hipoteca las rentas más efectivas de la nación”, decía el decreto.
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