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LA CREACIÓN DE LA SANIDAD MILITAR EN EL EJÉRCITO BOLIVIANO


Del libro: Historia de la Cruz Roja Boliviana 1917 – 2007 / Editorial Quatro Hnos. // Dibujo: Uniformes del Ejército boliviano utilizados en la batalla del Alto de la Alianza.

Una vez concluido el carnaval de 1879, el presidente de Bolivia, Gral. Hilarión Daza, dispuso la movilización del Ejército boliviano a Tacna con el fin de coordinar acciones con Perú para detener a las fuerzas invasoras. En el mismo, figuraban como Cirujano Mayor y Director de Ambulancia, el doctor Donato Doria Medina y como Inspector de los Hospitales de Sangre y Ambulancia, el doctor Constantino Doria Medina. Se había previsto que cada batallón estuviese acompañado por un médico. Así, Jaime Osorio fue destinado al batallón Colorados; Francisco Pardo al Illimani; José N. Zambrana al Murillo; Bailón Mercado a la artillería Mariscal Santa Cruz; Francisco Carvajal, al Independencia de La Paz y Luis Ortiz al Paucarpata.
Sin embargo, este ejército no tenía organizados sus servicios sanitarios ni de auxilio a los heridos y enfermos. Además, no contaba con un reglamento sanitario y, por tanto, no estaba preparado para encarar una guerra, según señala Gregorio Mendizábal Lozana en su obra “Historia de la Salud Pública en Bolivia”.
El ejército salió de La Paz el 16 de abril y llegó a Tacna el 30 de abril de 1879. Una vez en esa ciudad alquiló una casa para atender a los enfermos y heridos. El 10 de mayo de 1879, el presidente Daza ordenó la organización de ambulancias en toda la República. Luego de la retirada de Camarones, las tropas aliadas lograron derrotar a las chilenas en la batalla de Tarapacá. Sin embargo, a pesar de la victoria, retrocedieron hasta Arica, población a la que llegaron después de una marcha de 18 días. Es entonces que se tiene la primera noticia de Ignacia Zeballos, la primera enfermera boliviana que portó un brazalete de la Cruz Roja y que, en ese entonces, se encontraba prestando sus servicios en las ambulancias del ejército. En su informe elevado al Ejército, Zeballos dice:“Puesta a órdenes del Gral. Daza me señala todos los cuarteles para que ejerza el papel de enfermera al que voluntariamente me había sometido…..El Gral. Pérez (Juan José) se propuso organizar el Hospital Militar….Cuando llegaron a Arica los heridos de Tarapacá, el General me expresa que era necesario llevar la insignia de la Cruz Roja para poder ser admitida. El Cirujano Mayor del Ejército, Dr. Donato Doria Medina me entregó el brazal con la neutral insignia…Doce días asistí a los heridos con los que regresé a Tacna juntamente con las ambulancias, a la amenaza de un bombardeo por la escuadra bloqueadora… Hacía 10 meses que prestaba mis servicios gratuitamente y mi subsistencia se hallaba a merced de la generosidad de varios jefes del ejército…
En las batallas de Iquique, Pisagua, San Francisco y Tarapacá la atención a los heridos había estado a cargo de las llamadas “rabonas”. Zenón Dalence subraya que “la carencia de ambulancias en nuestro ejército motivó que los heridos quedaran abandonados en el campo de batalla a la piedad de los vencedores….La creación de un cuerpo de ambulancias y depósito de inválidos del ejército era la satisfacción de una necesidad vivamente sentida por todos”.
Sin embargo, algunos documentos señalan que Andrea Bilbao Rioja fue la primera enfermera voluntaria en la guerra. Según los mismos, su padre se enroló en el ejército y ella, con tan sólo 15 años, marcho tras él.“Testimonios de combatientes de las diversas batallas libradas en la guerra del Pacífico cuentan de su presencia y su valor en las batallas del Alto de la Alianza,Tarapacá y Arica. Se la vio en el bombardeo chileno a Pisagua, serena y estoica pese a la muerte de su padre, circular entre los heridos dándoles ánimo, conteniendo sus lágrimas…”
La Sanidad Militar del Ejército boliviano se creó casi un año después de la movilización de éste a Tacna, mediante Decreto Supremo emitido por el Presidente de la República, Narciso Campero, y por el Ministro de Guerra, Belisario Salinas, el 22 de febrero de 1880, pocos meses antes de la batalla del Alto de la Alianza. Sin embargo, este reglamento no logró ejecutarse en la campaña porque Bolivia se retiró de la guerra luego de la derrota del 26 de mayo de 1879.
El Comité Directivo de la Sanidad Militar se dedicó a trabajar en la organización de los cuadros de la Cruz Roja, formuló presupuestos de compra de materiales, reclutamiento y entrenamiento de personal.
Sin embargo, la desorganización y la carencia de medicamentos y vituallas que padecía el ejército, indujo a que el gobierno solicitara a colaboración de la población. La prensa paceña hizo eco del llamamiento y exaltó los valores humanitarios de la Cruz Roja. El 7 de mayo de 1880, se organizó, en La Paz, el Comité de Ambulancia. Esta organización estuvo bajo la presidencia del Obispo Juan de Dios Bosque y Ventura Farfán, quien tenía la misión de recibir y remitir a Tacna las contribuciones en especies. El tesorero era Heriberto Gutiérrez quien se encargaba de administrar las contribuciones en dinero.

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