[...]Sin embargo, la distribución de las fuerzas bolivianas
sobre el terreno de la lucha, facilitaba el exitoso cumplimiento de los planes
del Comando paraguayo. Pero también el Comando boliviano supo aprovechar con
oportunidad nuestro propio dispositivo estratégico, favorable igualmente a una
acción contra una de nuestras agrupaciones, tal como ocurrió en Cañada
Esperanza, más comúnmente llamada la batalla de Stronjest. Esa acción
afortunada del enemigo fue decisiva contra el plan paraguayo, no precisamente
por la magnitud de sus consecuencias, sino por la oportunidad en que se
realizara, en que fué -a no dudarlo- una verdadera sorpresa para el Comando
paraguayo, cuyos planes desbarató. Esa acción militar fue el revés paraguayo de
real trascendencia, que repercutiera como un fuerte latigazo de largo alcance,
proyectándose hasta la ya lejana retaguardia y sacudiendo su tranquila
seguridad en nuestras continuas victorias[...]
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