Por: Lizandro Peñarrieta Justiniano. / Este artículo fue
tomado de Moxos Cultura y Medio Ambiente.
El Maestro Carlos Felipe Loayza Beltrán, si bien nació en la ciudad de Oruro,
un 9 de mayo del año 1901, dedicó íntegramente su vida por el desarrollo de los
Pueblos de Moxos; me he permitido con las disculpas de la familia y del nombre
de este patricio, llamarle el MOXORUREÑO, ya que como lo dije anteriormente,
aunque su cuerpo nació en Oruro, tenía su espíritu y su alma Mojeño, sus obras
durante toda su vida así lo demuestran; es muy posible querido lector, que el
nombre de este hombre sea muy poco conocido entre los que aun gozamos de la
vida, pero lamentablemente la vida en muchas ocasiones es injusta y no reconoce
a quienes lucharon por mejorar las condiciones de un pueblo olvidado.
El Profesor Carlos Loayza, junto al General Federico Román, constituyen el
pilar fundamental del desarrollo caminero en el Beni, ambos personajes,
rompiendo rocas y tumbando montes, lograron iniciar nuestra vertebración
caminera a principios del siglo XX, para esos tiempos, el Beni no tenía ni una
sola carretera que lo vincule con el resto del país, la comunicación entre
estas tierras Mojeñas con las urbes del país, estaban dadas como el regalo que
nos da la naturaleza, los ríos para esos tiempos cobraban la importancia
necesaria y se convertían en las carreteras fluviales, ya que el Estado, para
nada se había preocupado por integrar al Beni con el desarrollo de los pueblos
andinos.
Nuestro Ilustre personaje, se convertirse en el pionero de la vertebración
caminera en el Beni, aunque su obra y legado no solamente se circunscribió a la
rama de la construcción, sino que también traspasó los límites de la Educación.
Extraordinario hombre de letras, pero sobre todo educador empedernido, amo
tanto a su prójimo, que lo llevó inclusive a exponer su vida en beneficio por
ejemplo de la Etnia Sirionó, a quienes sirvió en Casarabe enseñando a estas
personas no solamente a leer y escribir, su educación llegó al grado de
enseñarles a vivir, ya que después de haberlos sacado del monte porque eran
aborígenes nómadas, fueron civilizados en el Núcleo Indigenista “Casarabe”, por
tal motivo muchos lo llamaron “EL CAPITÁN DE SALVAJES”.
Apenas a sus diecinueve años de edad, por motivos políticos fue confinado a un
cuartel Militar en la Localidad de Todos Santos de la Provincia Moxos del
Departamento del Beni, allí se encontraba de Comandante, nada menos que el
Coronel Federico Román, Todos Santos, para aquella época se encontraba en la
cima de su desarrollo, grandes negocios, Cines, y hasta una Pista de aterrizaje
fue construida posteriormente, donde los aviones Yunkers del Lloyd Aéreo
aterrizaban antes de proseguir viaje a la ciudad de Trinidad, sin embargo, lo
más importante de esa comunidad era su Puerto Fluvial, cada dos días zarpaban o
atracaban las Embarcaciones con destino a Trinidad, La Santa Cruz, La Puerto
Grether, La Yacuma, La Britania, La Bolivia, la Ibare, la San Antonio, la Moxos
o la Rodolfo Arauz, eran embarcaciones que navegaban permanentemente por el rio
Chapare y Mamoré. El Confinamiento de Carlos Loayza Beltrán a Todos Santos,
cambiaría la vida de este Patricio, quien luego de dos semanas de estar en el
lugar aprovechó la oportunidad para cumplir con su servicio Militar a las
órdenes del Coronel Federico Román; su vida como soldado desde luego no fue
fácil al comienzo, adaptarse al lugar fue el inconveniente más duro, sin
embargo luego de un año don Carlos Loayza ya había logrado no solamente su
libreta de Servicio Militar, sino que Federico Román lo había invitado para que
se quedara en el Ejercito con el grado de Cabo para posteriormente alcanzar el
de Sargento. Los días y meses fueron pasando y Carlos se convirtió en el brazo
derecho del Coronel, quien desde hacía tres años atrás ya se encontraba
construyendo el camino carretero desde Cochabamba hasta Puerto Grether (Rio
Ichilo), en busca de llegar hasta la ciudad de Santa Cruz; como vemos la actual
carretera nueva entre estas dos ciudades ya fue diseñada e iniciada a
principios del siglo XX y concluida en la década de los años ochenta por la
Empresa Andrade Gutiérrez.
Las explosiones y la tumba de monte estaba a cargo nada menos que de don Carlos
Loayza, quien para esos años ya había aprendido el arte del manejo de los
explosivos así como de los trabajos de construcción de carreteras, machete y
hacha eran las herramientas, los soldados de aquel Regimiento de Zapadores de
Todos Santos, arremetían contra los cerros construyendo metro a metro el camino
del Desarrollo.
Para el mes de Marzo del año 1921, El General Federico Román junto a Carlos
Loayza y una Compañía del Regimiento Zapadores, luego de más de tres meses de
trabajo logran unir con una senda de dos metros de ancho, las comunidades de
Todos Santos con San Lorenzo de Moxos, el camino había atravesado lo que hoy en
día conocemos como el Famoso TIPNIS. Los festejos en San Lorenzo de Moxos
estuvieron a cargo del Conocido Cacique José Santos Noco Guaji, quien luego de
salir de Trinidad en Busca de su Loma Santa, se había asentado a vivir con su
gente en este lugar; por más de treinta años ningún blanco o carayana había
ingresado a San Lorenzo de moxos, esto debido al temor que existía por la lucha
que llevaron adelante los Trinitarios cuando en 1887 se emanciparon en la
ciudad de Trinidad, el Coronel y sus soldados eran los primeros en llegar y
confundirse en un abraso con los indígenas del Lugar.
En 1925 aun en Todos Santos, Carlos Loayza en nombrado profesor de Colonias,
con la Orden de Ampliar la Escuela del lugar ya que los niños eran muchos y las
aulas pocas y pequeñas.
A invitación del Profesor Adolfo Pereira Lanza, Jefe del Distrito Escolar del
Beni, don Carlos Loayza junto a don Adolfo, embarcados en la Lancha ”Estrella”,
zarpan de Todos Santos y atracan seis días después en Puerto Ballivián, que
para entonces se llamaba “Puerto Trapiche”, esto ocurrió un 8 de Enero del año
1928, lamentablemente no existía cupo para profesores en Trinidad y Carlos
Loayza tuvo que continuar viaje en la embarcación Rodolfo Arauz, hasta llegar
primeramente a Guayaramerín y luego por tierra a Riberalta, donde se le había
asignado como profesor de la Escuela Mixta de ese lugar.
Ya estando en Riberalta, y por azares del destino don Carlos se encuentra con
su gran amigo el General Román, quien había sido transferido a estos lugares en
al año 1925.
En Abril del 1928, dando cumplimiento a Orden Presidencial, Carlos Loayza
acompañando al General Román, inician la construcción del camino entre
Guayaramerín y Cachuela Esperanza, como siempre la dupla de constructores de
caminos trabajaban codo a codo, esta vez buscando el desarrollo del norte de
nuestro país. En sus tiempos libres y estando don Carlos en Riberalta, se
dedicó también al noble oficio del periodismo, su mentor y maestro fue nada
menos que don Felix Sattory Román, que para esos tiempos dirigía la Gaceta del
“Sagitario” en Riberalta, de esta manera don Carlos, no solo se dedica a
escribir, sino que también comienza un nuevo oficio que era ser “Cajista” de la
Imprenta. El escribir y el manejo de la imprenta le valió a don Carlos Felipe
Loaiza para que dos años después y, ya estando en Trinidad fundara su semanario
de nombre “LA PATRIA”. Para Octubre del año 1930 la carretera entre Cachuela y
Guayaramerín estaba casi terminada.
El Profesor Carlos, luego de solicitar su traspaso a Trinidad, embarca
nuevamente y navega por el Mamoré aguas arriba, llegando a su nuevo destino y
posteriormente tomando el cargo de Profesor en la Escuela “Juan Francisco
Velarde”, donde al margen de trabajar como educador, reinicia su labor
investigativa para completar el libro que había iniciado en Riberalta y que
llevaba el nombre de “Historias de Moxos”. A finales del año 1930, por encargo
de Monseñor Luna, el Profesor Loayza cumple la misión de viajar hasta Baures
con la finalidad de buscar los restos del Reverendo Padre Cipriano Barace,
quien había sido asesinado por medio de flechas por los indomables indios
Baures a principios del siglo XVIII en dicha región, la tenas y ardua labor de
este patricio tuvo su recompensa, ya que luego de una semana de investigaciones
y excavaciones en la propia Iglesia del Pueblo, encontró un Cántaro conteniendo
los restos óseos del inconfundible Cipriano Barace, desde luego que los mismos,
pronto fueron trasladados a Trinidad y entregados al Monseñor Luna en esta
ciudad.
La vida de don Carlos en Trinidad, al margen de maestro era escribir en su
semanario, escritores de la talla de Juan Manuel Hurtado, Hormando Ortiz
Chávez, Serafín Rivero C., Ángel Bravo M., Luis Rebollo A., Remberto
Monasterios C., Adonay Cuellar A., Miguel Domingo Saucedo, Horacio Rivero E.,
Nataniel Zambrana, Nataniel García Chávez., Elvira Céspedes Añez., Oscar
Stroebel, Gil Coímbra y muchos otros, utilizaron la imprenta del Profesor
Loayza para escribir las paginas doradas de la historia de los años veinte y
treinta no solo de Trinidad sino de todo el país.
En el año 1932, en la ciudad de La Paz, en la Editorial Guisbert y Cia, don
Carlos logra publicar su folleto denominado “Biografía sintética del General
Simón Bolívar”.
Los Trabajos literarios del Profesor Loayza incluyeron obras de teatro, ejemplo
de ello tenemos la Obra Dramática denominada “Amor de Patria y amor de Madre”
la que fuera estrenada en el teatro Colon un 27 de mayo de 1933, esta obra por
su hermoso contenido y por la actuación de los estudiantes, tuvo que repetirse
en varias oportunidades para el público trinitario, como esta obra, el profesor
escribió otras que también fueron presentadas en el mismo Teatro, “Dos héroes”,
“Antes del baile, en el baile y después del Baile” y “Mal hijo” forman parte de
la obras escritas por este maestro.
A fines del año 1933, el Profesor Loayza cambia su imprenta por el fusil, la
patria lo había llamado para defender el Chaco, la guerra con el Paraguay poco
a poco cobraba vidas y estas debían ser reemplazadas para sostener el esfuerzo
bélico en el frente de batalla; por la vía fluvial Mamoré-Ichilo hasta llegar a
Puerto Grether Zarparon el General Federico Román y el Suboficial Loayza, al
mando del tercer contingente que en su mayoría era gente de Baures, una vez en
el puerto de destino toman rumbo hacia Yapacaní, para ello se tenía que abrir
senda a punta de machete. Don Carlos Loayza por orden del General Román,
debería quedarse en la localidad de San Carlos, allí montaría un campamento que
serviría para recibir nuevos contingentes que llegarían desde el Beni y además
para darles la Instrucción militar que necesitarían para desempeñarse en la
Guerra.
En la Guarnición de San Carlos, el ya Suboficial Loayza, contrae Matrimonio con
la señorita Ercilia Soruco, su luna de miel apenas duro once días, pues había
llegado la orden, para que este comandante junto a su compañía marche hasta el
Chaco, para integrarse a las tropas que defendían nuestra patria; el 11 de
junio del treinta y cuatro, Loayza y sus soldados marchan directamente hasta la
línea de fuego, donde permaneció 11 meses sirviendo en el regimiento Jordán 1ro
de Infantería.
Al concluir la Guerra y al alto del fuego, Don Carlos fue trasladado a Choreti,
allí se encontraba su esposa Ercilia trabajando en una escuela mixta y de forma
ad-honoren, ambos retornan hasta San Carlos en santa Cruz, donde viven hasta
fines del año 1935.
En el año 1936, junto a su esposa se trasladan hasta Trinidad, donde retoma
nuevamente su cargo de profesor en su amada escuela “Juan Francisco
Velarde”.
En el año 1936 el Profesor Loayza consigue del Ministerio de Educación un
presupuesto, para formar en san Ignacio de Moxos, una Escuela para Indígenas a
la que le llamaron “Huacherecure”, lamentablemente las condiciones sociales en
la que los indígenas eran tratados en San Ignacio, no permitían que estos vayan
normalmente a esa escuela, los patrones se oponían rotundamente a la idea de que
estas personas puedan aprender a leer y escribir, todo ello seguramente daría a
los indígenas la posibilidad de conocer más sobre sus derechos y de esa manera
realizar sus reclamos.
Ya en el año 1937, y luego de que el Profesor Loayza consiguiera permiso para
fundar un Núcleo Silvícola en la región sudeste de Trinidad con los indios
Sirionós, los que vivían de manera nómada en el monte de San Pablo; se traslada
junto a su familia desde San Ignacio hasta Trinidad. El espíritu Educador del
profesor cada día estaba en crecimiento, todos pensaban que estaba loco al
tratar de civilizar a esos indígenas que para ese momento eran unos verdaderos
salvajes, que jamás habían visto a otras personas civilizadas; el Profesor se
disponía a llevar adelante semejante empresa a costa inclusive de la seguridad
suya y la de su familia. Ya en Trinidad logra llevar una comisión hasta los
montes de Casarabe, allí luego de varios días consigue identificar a un grupo
de quince Sirionós que habían escapado de los salvajes Yanaiguas que
verdaderamente eran mucho más feroces, a su retorno a Trinidad informa a las
autoridades educativas y políticas que el proyecto es factible de llevarlo
adelante, ahora solo faltaba presupuesto ya que hasta ese momento no se tenía
ni un solo peso para comenzar el trabajo.
En Abril del 1937, sale de Trinidad el Profesor Loayza acompañado de Dos
Maestros, su esposa y un cazador o rumbero, este último conocedor de la zona y
que hablaba algunas palabras en dialecto Sirionó, luego de varios días de andar
por el monte y con la ayuda de un señor de apellido Sosa, el profesor Loayza
logra reunir a 22 personas mayores de la etnia Sirionó, con quienes decide
fundar el núcleo que tanto había buscado, los nombres de estos indígenas se
encuentran en el acta de fundación de dicho núcleo educativo:
Capitán Butamingue y su mujer María Echuza.
Ekuatama Eodú y su mujer Dolores.
Manuel Iratey y su mujer Angélica
Ikato Ama y su mujer María.
Sirari Atanguazu y su mujer María Mala.
Erimo Yaguareta
Joñiqui (Un labio leporino entre los indígenas)
Manuel Ekanguendo y su mujer Eva.
Manuel Aspirina y su mujer Manuela
Isaac Erasiqui y su mujer María.
Lastenia y Tatusa
Tigre y su mujer María.
El Acta de fundación del núcleo que fue fundado en un lugar denominado Buen
Jesús y que pertenecía al sector de Casarabe, fue firmado el 1ero de mayo de
1937, firman ese acta Don Carlos Loayza como Director del Núcleo, la profesora
Ercilia Soruco como profesora conversora, el profesor Zacarías Aramayo, el
Profesor Tristán Landívar y el sr. Ignacio Cuellar como el cazador; también
estampan sus huellas digitales en el Acta de fundación, los Indígenas Sirionós
más destacados; luego de dos meses, el profesor Loayza traslada el Núcleo en
proximidades donde existía una Gran Loma de aproximadamente quince metros de
altura, fue difícil convencer a los indígenas de realizar ese traslado pues
ellos no querían vivir en la Loma, debido a que allí encontraron quince
esqueletos de personas que el tiempo había blanqueado por la acción del sol,
luego del traslado el profesor comenzó la tarea de organizar el núcleo. Algunos
meses después y luego de andar por las proximidades del rio negro, el profesor
Loayza logra traer del monte 23 indígenas Sirionós, quienes luego se sumaron a
aquellos que ya vivían en Casarabe. Posteriormente y luego de quince días de
búsqueda en el monte, suman al núcleo 31 personas más quienes pertenecían al
Grupo nómada del Capitán Sirionó“Mañereca”.
El Profesor Loayza, siempre con la idea de los caminos ayudado por los
Sirionós, inicia una senda, la que posteriormente se convertiría en el camino
carretero para llegar a la ciudad de Trinidad.
Para el año 1938, el presupuesto nacional consideró los gastos para hacerse en
el núcleo de Casarabe, el arduo trabajo del año anterior sin ningún presupuesto
era ahora beneficiado con algunos recursos que llegarían desde La Paz, las
condiciones mejoraron notoriamente, ahora ya se podía comprar herramientas y
construir los talleres de carpintería, talabartería, hojalatería y otros que
eran necesarios para el aprendizaje de los indígenas y para producir artículos
para su propia existencia del núcleo.
En el año 1939 y dado el éxito del núcleo Casarabe, el Profesor Loayza busca
fundar una nueva escuela para los indígenas, luego de ubicar el lugar se dedica
a encontrar a los nómadas Sirionós del sector, es así que a orillas del rio
Blanco y donde desemboca el arroyo Huachi se lleva adelante el acto de
fundación de otro núcleo, desde luego que esta situación no era de conocimiento
de las autoridades y constituía una acción de su desbordante amor por los
aborígenes que tenía don Carlos Loayza Beltrán, el Lugar fue llamado “Tibaera”,
la idea fundamental del profesor, era no dejar ni un solo selvícola sin
llevarlo a la civilización.
En julio del mismo año y, con la intención de mejorar la educación para sus
alumnos, el profesor Loayza invita al profesor Mario Saielly, para que pueda
capacitar a los profesores de Casarabe que para ese tiempo eran solo interinos,
la visita de don Mario duró tres meses, al cabo de los cuales tuvo que retornar
a la ciudad de Trinidad. La búsqueda de aborígenes en los montes de Casarabe y
San Pablo nunca dejaron de hacerse, de una u otra forma la escuela de Casarabe
seguía creciendo, lamentablemente esta Escuela tenía como competidor la Escuela
de los Evangélicos Anderson, quienes años antes ya se habían asentado en el
Eviato, esta situación por supuesto que le acarreo más de un problema al
profesor Loayza.
El 4 de Julio de 1940, la Distrital de Educación, permite la fundación de la
Escuela de “Tibaera”, es de esta manera que en esa fecha el profesor viaja
hacia el sector de la laguna Huachi, a fin de refundarla, lamentablemente la
Escuela fundada en “Tibaera”, por la falta de presupuesto, pero sobre todo por
lo lejano que era, tuvo que cerrarse tiempo después trasladando a los indígenas
hasta Casarabe.
Antes de Continuar con la cronología de la vida de este insigne patricio, es
importante enunciar que durante su estadía en Casarabe, el profesor siempre
haciendo caso a su espíritu progresista y, su amor a la educación fundo en los
alrededores de su núcleo atrás escuelas para la Educación de aquellos niños que
vivían en las estancias ganaderas y, no eran llevados al núcleo de Casarabe
porque sus patrones no lo permitían, “Porvenir”, “Tibaera”, “Chiquihuane”,
“Buen Jesús” y “Etura”, cinco escuelas que lamentablemente el tiempo y otros
factores adversos hicieron que años más tarde se cierren.
En Febrero del año 1942, el Núcleo Selvícola de Casarabe, tiene la grata visita
del Profesor Luis Leigue Castedo, quien para ese tiempo también ya era Director
de otro Núcleo Selvícola en el rio Iténez, la Tribu de los Moré formaban la
parte esencial de este Núcleo, Don Luis Leigue, en la parte más sobresaliente
de su dedicatoria en el libro de los recuerdos escribía “Casarabe… representa
actualmente en Bolivia, el punto elocuente y magnífico en el campo del desierto
de nuestro mapa. Su espíritu nacionalista, es la norma orgullosa que Educación
Indígena puede presentar ante la crítica y salvar con ello las responsabilidades…
”
El año 1944, fue muy negro para el Núcleo Casarabe y su propio fundador, los
estancieros vecinos de Casarabe y otros enemigos del profesor, enfurecidos
porque la Escuela no les dejaba a los Indígenas para su mano de Obra, iniciaron
una serie de denuncias contra el profesor Carlo Felipe Loayza Beltrán, entre
ellas incluida la mentira de que jamás este Núcleo había civilizado a los
indígenas Sirionós y que aquellos que estaban en Casarabe, inclusive ya sabían
leer y escribir antes de la llegada del profesor a estas tierras, los problemas
fueron múltiples y el Núcleo pasaba por muchas dificultades, el profesor Loayza
luego de una profunda meditación y con la finalidad de defenderse del proceso
que le seguían en Trinidad y La Paz, decide entonces entregar el Núcleo al
profesor Raúl Monje Roca, quien ya trabaja en el lugar, en realidad pretendía
no entregarlo a ninguna otra persona que fuera desde Trinidad porque sabía que
los indígenas Sirionós se escaparían si llegaba otra persona, esta entrega se
consuma un 1ro de mayo del año 1944. La parte más sobresaliente del discurso de
despedida del Profesor Loayza decía lo siguiente “…Después de recibir solo
impresiones y combates de gente interesada en la región; después de recuperar
las tribus de “Mañereca” del rio San Pablo, “Emaracindo” del rio Negro, “Tural
y Silvestre” del Alisal, y “Echibaoco” del cerro Blanco, hasta juntar más de
360 almas recuperadas, después de imbuir al indio del sentido de patria, amor,
gratitud, etc., de enseñar a trabajar, a leer y escribir, vinieron a decir que
nunca recuperé a un indio y que todos eran civilizados…, por las mentiras de
mis detractores, aun pido a Dios perdón por ellos”; de esta manera el profesor
que durante siete años había mantenido dicho Núcleo por amor a su prójimo, dejo
escapar un par de lágrimas por la impotencia de no poder continuar con su obra.
A finales del año 1944, el profesor en un espacio de su tiempo retorna a Oruro,
donde funda un periódico denominado “Sajama, la voz de los Urus al servicio de
Bolivia”, lamentablemente el Gobierno de Villarroel un 20 de Noviembre mando
fusilar a Humberto Loayza Beltrán hermano del profesor y mando también
inmediatamente cerrar el periódico, de esta manera don Carlos regresa a Todos
Santos, donde trabajo en la construcción de carreteras por cerca de un año. El
espíritu periodístico de Loayza no tenía descanso, ya en Todos Santos
nuevamente funda otro periódico denominado “El Agro”.
En el mes de febrero del año 1947, en tiempos de una de las mayores
inundaciones para esta región, el profesor decide viajar a Trinidad y luego de
allí pasar hasta Casarabe, donde luego pasa a Santa Teresa una Estancia de su
amigo don Horacio Rivero Egues, en este lugar por primera vez, lleva una vida
tranquila y fuera del ambiente político y de las envidias de sus enemigos.
A fines del año 1947, el profesor Carlos decide nuevamente trasladarse hasta
Trinidad, donde retoma la actividad educativa en el Colegio 6 de Agosto.
Ya el año 1948 y como premio que la vida le brindaba, desde el Ministerio de
Educación se le nombra como Inspector de los Núcleos Silvícolas del Oriente.
Las noticias sobre el Núcleo Casarabe, no eran de las mejores, muchas quejas
sobre la administración, pero más que todo del mal trato que se les daba a los
indígenas que vivían allí, el profesor Loayza, ya como Inspector decide dar una
visita al lugar y para ello fue necesario incluso pedir ayuda a la Policía y a
la Contraloría departamental, ya en Casarabe constata los abusos que se estaban
cometiendo en desmedro no solamente del Estado, sino particularmente sobre los
indígenas Sirionós que eran los que sufrían las consecuencias, un 21 de Agosto
del 1948 el destino del Núcleo Casarabe llegaba a su fin, en un acta firmado
por diferentes autoridades se daba por cerrado esta Obra que tanto le había
costado al profesor Loayza, el mismo firmaba ese Acta y con ello sufría su
corazón al ver que dicha obra educativa que era en beneficio de los Indígenas
Sirionós, se derrumbaba por falta de una buena administración, los indígenas
que quedaban en el lugar solo eran los más ancianos que no habían podido
escapar de los malos tratos que recibían de su actual administrador, que fin
más triste decía don Carlos, yo funde esta Obra y el destino ha querido que yo
mismo sea quien de por clausurado este Núcleo que tanto sacrificio costó no
solamente para la gente que me seguía, sino para mi familia inclusive, mis
hijas Consuelo y Esther así como mi esposa seguramente entristecerán cuando le
haga saber este ingrato pasaje.
En el año 1949, el espíritu educador de don Carlos Loaiza Beltrán aún seguía
vivo, aprovechando el Cargo de Inspector de los Núcleos Silvícolas del Oriente,
viaja hasta la provincia Iténez del departamento del Beni, una vez allí, llega
a conocer sobre una Tribu Indígena que era muy guerrera, el Profesor dedicó su
tiempo a buscarlos hasta que un buen día los encuentra a orillas del Lago
“Joras”, el mismo que se encuentra ubicado entre el Carmen del Iténez y la
localidad de Baures; el profesor pasa más de un mes junto a ellos y a su
retorno a Trinidad, eleva un informe a las autoridades nacionales en sentido de
que era posible y factible tratar de educar a esta Tribu de los “Joras”,
lamentablemente su solicitud es negada y aún más, su cargo eliminado de la
planilla del Ministerio de Educación dejando con ello huérfano en el trabajo de
educar Aborígenes al Maestro y Capitán de Indígenas don Carlos Felipe Loayza
Beltrán.
Los años fueron pasando y, la vida de nuestro Maestro se hacía cada vez más
difícil, así con sus años encima, el Profesor Loayza aún seguía enseñando en
Magdalena la Materia de Geografía en el Colegio “Juan B. Coímbra”, años más
tarde y al finalizar su carrera como educador y, ya en Guayaramerín don Carlos
continuó su tarea educativa en el Colegio Manuel Antonio Ojopi”.
En el año 1972, un 17 de Octubre por fin se reconoce el trabajo tesonero de
este gran hombre, el gobierno boliviano, le hace llegar a Don Carlos Felipe
Loayza Beltrán, con R.S Nro. 163602, la Condecoración Nacional de la Gran Orden
Boliviana de la Educación en el Grado de Caballero, asimismo el 8 de Diciembre
del año 1975, como justo homenaje y reconocimiento a su labor de educador,
colonizador, Director-Fundador del Núcleo Indigenal de Casarabe y Urbanizador
de Guayaramerín, la Honorable Alcaldía le hace llegar un sencillo pero
significativo pergamino de reconocimiento.
Asimismo la Dirección Departamental de Educación del Beni, ha querido
homenajear a este meritorio profesor, nombrando a dos Unidades Educativas para
que lleven el Nombre de “Carlos Felipe Loayza Beltrán”, la primera de ellas
funciona en la Localidad de Casarabe y la segunda de ellas en la ciudad de
Guayaramerín.
Particularmente el que escribe estas líneas, tuvo el gran honor y placer de
conocer a este insigne patricio, con apenas seis años de vida y estudiando en
el colegio “Vaca Diez” en Guayaramerín, observaba que el maestro cada día
asistía al Colegio M.A.O. para dar sus preferidas clases de Geografía, Don
Carlos Loayza Beltrán, para finales de la década de los sesenta y principio de
los setenta apoyaba a la Alcaldía de Guayaramerín con su aporte de asesor en la
construcción de la ciudad y el urbanismo de la misma; de igual manera me honro
en decir que tuve como mi maestra de primer año, a una de sus hijas que también
siguió como el profesor Carlos, la profesión de educadora.
Finalmente quisiera hacer llegar mis disculpas a la Familia del Profesor Carlos
Felipe Loayza Beltrán, si es que a lo largo de esta investigación sobre la Obra
de este Personaje, falle en no nombrar alguna otra actividad que don Carlos
realizó, su inquietud e intensa actividad laboral, seguramente dio origen a que
alguna otra Obra suya se escape al estudio biográfico que hemos desarrollado en
esta Investigación; Gracias don Carlos por dejarnos ese legado tan frondoso y
lleno de éxitos como lo tuvo usted a lo largo de su vida, pero también a nombre
de los Benianos, la tierra que usted amó, comprometernos en seguir su huella
que aunque difícil de hacerlo, sería bueno continuarla.
Don Carlos Felipe Loayza Beltrán, falleció en Guayaramerín, un 6 de Marzo del
año 1978, paz en su tumba querido profesor…
En las fotos que se muestra posteriormente, podemos ver al Profesor, en otra de
ellas identificamos a la Profesora Ninfa Basadre en una visita a Casarabe, las últimas
fotos corresponden a su hija Consuelo Loaysa.
Las Fotos fueron extraidas del Libro Rumbo al Beni del Ing. Rodolfo Pinto
Parada.
Bibliografía:” Iténez Salvaje” del Profesor José Luis Leigue
Castedo.
“Estudios Críticos” del profesor Oscar G. Hurtado S.
“Arreando desde Moxos” del Ingeniero Rodolfo Pinto Parada
“Los pioneros de la Selva” del Dr. Nataniel Zambrana E.
Y especialmente “Rumbo al Beni” del Ingeniero Rodolfo Pinto P.
Gracias por la informacion, acabo de llegar a Casarabe y las personas mayores lo recuerdan con mucho aprecio al Sr. Beltran actualmente julio 2021 sus restos descansan al lado dela capilla
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCorroborar un dato, el Prof. Carlos Félipe Loayza Beltrán, falleció en la ciudad de LA PAZ (No en Guayaramerín), un 6 de Marzo del año 1978. La familia accedio a la solicitud para que sus restos sean inmortalizados bajo la sombra de un árbol que se encuentra a lado de la capilla de Casarabe, en la plaza principal de ese lugar.
ResponderEliminar