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EL NAZI ERNST RÖHM AL SERVICIO DEL EJERCITO DE BOLIVIA

Foto: Ernst Röhm de regreso a Alemania para tomar el mando de la SA, fotografia tomada antes de abandonar la estación de La Paz - Noviembre de 1930. (Foto de ullstein bild / ullstein bild a través de Getty Images)


Ernst Julius Günther Röhm fue un militar alemán, cofundador y comandante de las SA (Camisas Pardas, organización tipo milicia del partido Nazi alemán), posteriormente fue ministro del gabinete de Adolf Hitler (1933).
La llegada de Röhm a Bolivia acontece según Robert Brockmann de la siguiente manera:
Röhm en Hamburgo se dirigió al puerto donde abordo el barco Cap Polonio, que salió a las 4:00 p.m. Röhm hizo el trayecto en primera clase por 1.800 marcos. Junto a él viajaban el pintor muniqués Martin Schatzl, El general Hans Kundt, a quien había conocido en Berlín antes de su partida un par de días antes, y otros cinco oficiales alemanes. El barco hizo escalas en Boulogne, Lisboa, Rio de Janeiro y Montevideo, y llego a Buenos Aires el 31 de diciembre. Röhm, Kundt, Sahatzl y los oficiales alemanes partieron de Buenos Aires el 1 de enero de 1929 y emprendieron el viaje a La Paz.
Así el sábado 5 de enero de 1929, junto con cinco compatriotas, entre ellos el general Kundt, Ernst Röhm ponía pie en La Paz, reportándose al servicio del Ejército de Bolivia.
Apenas se hizo presente en La Paz, el fundador de la SA y amigo personal de Adolf Hitler, tal como establecía su contrato, fue ascendido a teniente coronel del Ejército de Bolivia y puesto a cargo de la Jefatura de la Sección III (Operaciones) del Estado Mayor.

LA RIVALIDAD RÖHM – KUNDT

Röhm, a quien por cierto no le faltaba ni ambición ni olfato para las oportunidades, debió darse cuenta de inmediato de que para un oficial alemán era relativamente fácil ascender en la jerarquía militar boliviana, y este precisamente fue uno de los factores que le llevarían a rivalizar de mala manera con su superior Kundt, cuyo puesto empezó a codiciar de inmediato.
Röpnack sostiene que Kundt y Röhm antipatizaron muy pronto: que desde el principio Kundt se sintió muy incómodo con la presencia del capitán nazi. Röpnack afirma que Kundt no había querido que Röhm llegara a Bolivia a unirse a su contingente y que fue por una orden del presidente Siles que se contrató los servicios de Röhm –probablemente mediante la Legación boliviana en Berlín-.
El coronel Luis Eduardo Saavedra, recordaba que el ex jerarca nazi “era un oficial sumamente inteligente, al punto que despertó los celos de su jefe, el general Kundt, quien lo destino a Oruro para alejarlo del Estado Mayor. Sin duda era más capaz que Kundt y tal era el origen de esa rivalidad”.
Los testimonios del general Moscoso y del coronel Saavedra confirman la versión de Röpnack sobre la rivalidad entre Röhm y Kundt. Según Röpnack, “el desagrado de Röhm por Kundt era más personal: veía en Kundt la personificación de la tradición elitista y aristocrática de los oficiales alemanes que miraban a la gentuza como Hitler por encima del hombro”.
Los enfrentamientos entre Röhm y Kundt alcanzaron su punto más alto cuando el Presidente Siles quiso prorrogarse en el poder y hubo un intento de golpe de estado. Kundt como su jefe de Estado Mayor permaneció a su lado. Röhm al parecer se mantuvo con los golpistas (Aunque no existe mucha videncia de ello), como jefe del Estado Mayor de la Primera División de Ejército en Oruro. Más tarde cuando Röhm era uno de los más poderosos jerarcas nazis comentaría: “Prefiero hacer revoluciones, más que celebrarlas”. 
A invitación de Hitler, que envió un telegrama a Bolivia donde reclamaba la presencia de su amigo Röhm. En octubre de 1930, Röhm decidió regresar a su patria.

LA PAZ

Entre tanto, el ex jefe de la SA pasaba unos primeros meses apacibles en La Paz, aunque al parecer La Paz lo había desconcertado de alguna manera. Röhm tomo un pequeño departamento en la calle Loayza, en la casa de Cipriano del Carpio, “un paceño de buena sociedad”. Otra versión señala que tomo un cuarto, o un departamento, en la casa de Franz Tamayo, el gran poeta, intelectual y parlamentario, también en la calle Loayza. Como fuere, en la calle Loayza Röhm vivió acompañado por el joven pintor muniqués Martin Schatzl, de 19 años, a quien había traído de Alemania. Schatzl no era homosexual, pero al parecer, según se desprende de los escritos del ex jefe de la SA, el joven no se hacía mayores aspavientos en hacerle el ocasional favor sexual a Röhm.
En una de sus cartas escritas en 1929 a su amigo Heimsoth, Röhm se lamentaba resignadamente sobre la resistencia sexual. Le decía que le había sido imposible encontrar “esa clase de amores”.

EL AMANTE PACEÑO DE RÖHM

Relata Waldo Alvares, un líder del sindicato de trabajadores gráficos, que el benjamín de su grupo de amigos era un muchacho llamado Alberto Llanque, que prestaba servicio militar en un cuartel de La Paz. Empezó a llamar la atención del grupo que el joven Llanque, ni bien ingreso al cuartel, empezó a gozar en su regimiento de grandes exenciones. Al cabo de solo un mes de servicio militar alcanzó el grado de sargento. Más aun, nunca faltaba a una fiesta u otros eventos sociales .siempre asistía de uniforme-, ya fuese en día regular o fin de semana, y no era extraño que parrandeara hasta la una o dos de la madrugada, sin restricción alguna, tras lo cual se dirigía a su cuartel, donde bastaba con enunciar su apellido en voz alta para que le abriesen las puertas sin el menor tramite. Cierto día el grupo de amigotes tenía planeado celebrar una victoria deportiva del sindicato de El Diario “con una parrillada seguida de baile, a la cual se había invitado a muchas señoritas”. Álvarez, el autor del relato, se dirigía al punto de encuentro, y al pasar por la puerta del cuartel se encontró con Llanque, que cumplía con su turno como sargento de guardia. Llanque le explico que no podía ir a la fiesta a no ser que Álvarez se animase a pedir permiso al comandante del regimiento, teniente coronel Ernst Röhm. El sindicalista acepto, ingreso al cuartel, intercedió por el sargento Llanque y Röhm otorgo sin reparo alguno el permiso.
Semejantes privilegios causaban la curiosidad de los amigos de Llanque. Este les explicaba que, primero, era el más disciplinado; segundo, que sobresalía en los ejercicios físicos; y tercero, y no menos importante, que hacía las veces de secretario de la Comandancia.
Con el tiempo, sin embargo, los soldados filtraron a los amigos de Llanque que algunas noches el teniente coronel Röhm invitaba al sargento a su habitación y que ese era el motivo de tanto favoritismo.

LA ESTRELLA DE SEIS PUNTAS

Un detalle interesante: como consecuencia de su estadía en Bolivia, Röhm habría de utilizar la insignia del Ejército boliviano –una estrella de seis puntas rodeada por una corona de laureles- en el cuello de su uniforme de Stabschef de la SA hasta el día de su muerte. Las fotografías de Röhm como jefe de la SA se pueden identificar fácilmente en antes y después de Bolivia por la presencia o ausencia de este símbolo. Así, el símbolo del Ejercito de Bolivia se convertiría en el distintivo del grado de Stabschef de la SA.

CARIÑO POR BOLIVIA

Consecuentemente con su cariño por el país al que sentía como su “segunda patria”, de regreso en Berlin Röhm se ocupó de cultivar sus relaciones bolivianas. Louis P. Lochner, corresponsal de la Associated Press en la capital del Reich en aquellos años recuerda “una charla que sostuve en 190 con Ernst Röhm, el único hombre de la jerarquía nazi que se tuteaba con Hitler. Lo trajo a mi despacho un diplomático boliviano, Federico Nielsen Reyes, quien entendía que ya era hora de un representante de la Associated Press conociera personalmente a los dirigentes del futuro régimen alemán. Röhm, a su vez, me presento a Hitler unos meses después. El efecto, Röhm visitaba ocasionalmente la Legación de Bolivia en Berlín y la casa de su secretario, Federico Nielsen Reyes, con quien hizo amistad. “Röhm amaba extraordinariamente a Bolivia”, refiere el diplomático boliviano. “Solía venir alguna vez a mi casa y tocaba en el piano el himno nacional boliviano, que conocía de memoria. Era un hombre culto, muy inteligente y leal a Hitler hasta donde yo estaba en situación de saber”.
Röhm mantuvo sus lazos estrechos con Bolivia a través de la misión en Berlín. En la edición revisada de su autobiografía, publicada en 1933, Röhm anoto que permaneció como oficial en servicio activo en licencia prolongada, del Ejército boliviano, en Alemania. Röhm mantuvo sus opciones bolivianas abiertas hasta el último momento. En 1931 y 1932 explico detalladamente a la legación boliviana que no podía regresar a Bolivia. Parece que hubo un intento frustrado, en febrero de 1932, de llamarlo por parte del Jefe del Estado Mayor, su amigo Filiberto Osorio.

Fuente: El general y sus presidentes: vida y tiempos de Hans Kundt, Ernst Röhm y siete presidentes en la historia de Bolivia, 1911-1939. / De: Robert Brockmann. Plural editores, 2007.
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