Por: Ramiro Duchén Condarco - Periodista e investigador.
Sobre este retorno a Bolivia, hay también escasos documentos, pero el que es
más citado por los historiadores, es el libro de recuerdos de Narciso Campero,
quien, días antes tuvo una entrevista con Belzu, y que no fue solamente
testigo, sino también protagonista de la muerte del general Belzu, según
análisis de Tomás Molina Céspedes.
Mucho se ha escrito y fantaseado sobre la muerte de este gran caudillo
carismático de las masas populares; su asesinato se ha atribuido a un coracero
de Melgarejo, al propio Melgarejo, según varias versiones de los hechos,
popularizando en boca de éste el supuesto dicho de Belzu ha muerto, ¿quién vive
ahora? y una hipotética, inmediata, novelesca y fantástica reacción de la
población a favor de Melgarejo.
El escritor Tomás Molina Céspedes brinda una versión diferente de los trágicos
sucesos del 27 de marzo de ese año de 1865 que terminaron con la vida del
caudillo en Palacio de Gobierno. Este abogado e investigador imputa la muerte
de Belzu a Narciso Campero, apoyado en el análisis de los documentos existentes
y en una nueva interpretación de los acontecimientos. Veamos las conclusiones a
las que llega luego de pormenorizado estudio y análisis crítico de la
documentación existente:
"Sobre la exclamación Belzu ha muerto. ¿Quién vive ahora?, atribuida a
Melgarejo, la lógica de los hechos relatados, más los testimonios transcritos,
nos convencen que es históricamente falsa./ Por otra parte, la imputación a
Melgarejo o a uno de sus soldados, de la muerte de Belzu, es en nuestro concepto
equivocada. La lógica de los hechos demuestra que el disparo provino del
revólver de Narciso Campero, quien así cumplió el plan de Tacna, salvando su
vida y la del tirano que se encumbraría en el poder por seis largos años, que
fueron de sangre, dolor, humillaciones y pérdidas para Bolivia./ Este homicidio
cometido por Campero, sumado a sus actividades delatoras desplegadas en Europa
en contra del mariscal Andrés de Santa Cruz, la deslealtad con los presidentes
que lo protegieron y la traición al país durante la Guerra del Pacífico, fueron
coronados con el Bastón de Mando de la Presidencia de la República y su paso a
la historia".
Sea de esto lo que fuere, lo cierto es que el asesinato de Belzu privó a
Bolivia de la posibilidad de contar con un mayor aporte al progreso del país,
ya que el Mahoma Boliviano retornaba a la Patria con un bagaje de nuevos
conocimientos adquiridos en su peregrinación y estadía en Europa y el Medio
Oriente.
También debemos tomar en cuenta que el gobierno de Mariano Melgarejo
(1864-1871) al que Belzu intentó sustituir en su postrera intervención en la
política boliviana fue uno de los periodos más nefastos de nuestra historia y
significó un retroceso en todo orden de actividades.
Sin embargo, la presencia de Manuel Isidoro Belzu, el gran caudillo de las
masas populares en el imaginario de indígenas y campesinos sobre todo en las
vastas áreas rurales esencialmente altiplánicas quedó profundamente arraigada,
tanto es así que aún al finalizar la antepasada centuria, todavía los
campesinos que le conocieron y le veneraron en vida, prendían velas a su
imagen, como si se tratara de un santo.
Esa imborrable presencia da cuenta de la gran influencia que tuvo Manuel
Isidoro Belzu en la población indígena y campesina de Bolivia, al haberla hecho
partícipe, por vez primera, de la actividad política.
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