En momentos de partir, dirigió a sus tropas una hermosa y conmovedora proclama,
cuyo tenor era el siguiente:
"Soldados: Os vais a encontrar en la batalla más célebre que pueden ofrecer a la posteridad los fastos de nuestra historia militar, porque de ella depende la gloria de la patria y sus progresos. En el siglo de la libertad y de las luces, se va a presentar otra vez uno de aquellos bárbaros espectáculos de la Edad Media: un pueblo combatiendo por sus derechos contra un ejército de vándalos, capitaneado por el General Gamarra, cuyo descrédito os es bien conocido y lo es en toda la América.
Soldados: Vais a cumplir el deber más sagrado que el cielo y el honor parecen imponer a los valientes: salvar la patria de la conquista, de la humillación y de la esclavitud. Cumplidlo, pues, y un millón y medio de habitantes os llenarán de bendiciones. El mismo Perú se mostrará agradecido por haberse libertado con vuestro valor del viejo déspota que lo deshonra; y el mundo todo os contemplará con admiración, porque la causa de la libertad es la causa de todas las naciones, y porque la justicia tiene en su favor las simpatías y el voto de todos los pueblos. Camaradas: Pocos días de privaciones y de fatigas y algunos minutos de un valor decidido, van a salvar a Bolivia y a presentarla respetable para siempre.
Una inmensa gloría coronará vuestros esfuerzos y se eternizarán vuestros
nombres en las edades venideras. Contemplad sobre la magnitud de la obra que os
está confiada y no vacilaréis ni un momento en arrojaros sobre los bárbaros
invasores, para desaparecerlos de nuestro suelo y para morir o vencer con
vuestro General y compañero.—"Soldados: Os vais a encontrar en la batalla más célebre que pueden ofrecer a la posteridad los fastos de nuestra historia militar, porque de ella depende la gloria de la patria y sus progresos. En el siglo de la libertad y de las luces, se va a presentar otra vez uno de aquellos bárbaros espectáculos de la Edad Media: un pueblo combatiendo por sus derechos contra un ejército de vándalos, capitaneado por el General Gamarra, cuyo descrédito os es bien conocido y lo es en toda la América.
Soldados: Vais a cumplir el deber más sagrado que el cielo y el honor parecen imponer a los valientes: salvar la patria de la conquista, de la humillación y de la esclavitud. Cumplidlo, pues, y un millón y medio de habitantes os llenarán de bendiciones. El mismo Perú se mostrará agradecido por haberse libertado con vuestro valor del viejo déspota que lo deshonra; y el mundo todo os contemplará con admiración, porque la causa de la libertad es la causa de todas las naciones, y porque la justicia tiene en su favor las simpatías y el voto de todos los pueblos. Camaradas: Pocos días de privaciones y de fatigas y algunos minutos de un valor decidido, van a salvar a Bolivia y a presentarla respetable para siempre.
José Ballivián.
Cuartel General en marcha, a 16 de noviembre de 1841.
Terminada esta proclama al ejército, formado en cuadro, resonó en aquellas frígidas y desiertas estepas de los Andes, un prolongado y unísono “¡Viva Bolivia!... ¡Viva el General Ballivián!... ¡Viva el ejército boliviano!”...
(Fuente: LA BATALLA DE INGAVI—18 DE NOVIEMBRE 1841 de José Manuel Aponte).
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