Miembros de la colonia alemana de La Paz, 1920.
Por: Martha Otazú / Este artículo fue publicado en Pagina Siete
el 24 de abril de 2016.
"¿Qué sucede cuando se encuentran dos alemanes?”,
pregunta la primera parte de un dicho alemán. "Fundan una asociación”,
contesta en seguida. La frase, que pretende de algún modo describir una de las
características de los germanos, explica de algún modo la existencia del
Club Alemán, institución que cumplió en marzo nada más ni nada menos que 125
años de existencia en La Paz.
Los altos techos de madera del klubhaus (sede), construido
en Achumani en 1975 con un estilo campestre y que pronto será remodelado,
según anunció Marcos Córdova, su actual presidente- recibieron, la noche del
pasado jueves 31 de marzo, a un número notable de invitados, la mayoría socios,
los cuales, a diferencia de lo que sucedía allí por 1891, cuando fue fundado,
se dividían entre bolivianos y alemanes o descendientes directos de los
forjadores de esta entidad.
La ocasión fue propicia para la presentación del libro
titulado Nuestra segunda casa, fruto del trabajo e investigación de Silvia
Arze, el cual cuenta la historia de esta institución, ubicándola en un contexto
más amplio que abarca desde la llegada de los primero alemanes a Bolivia
durante la época colonial, libro que será entregado oficialmente en breve.
Según datos históricos, fue el explorador y cronista Ulrich
Schmidl, un bávaro nacido en Strubing, enviado a América por los Welzer,
banqueros que incursionaron en la minería allá por el siglo XVI, el primer
germano en pisar territorio de la actual Bolivia. "Schmidl llegó al
continente en 1535, ingresó por el río Paraguay junto al capitán Ñuflo de
Chávez y llegó hasta Charcas, hoy Chuquisaca. Posiblemente, alrededor de 1547,
estuvo en Potosí, donde dejó textos escritos sobre su exploración en estas
regiones”, apunta Alberto Crespo.
Después de Schimidl, alentados por motivos económicos,
científicos, sociales, comerciales e incluso religiosos, llegaron luego muchos
otros, dejando en la historia de la entonces naciente República de Bolivia el
sello inconfundible de su carácter visionario, emprendedor, ordenado y disciplinado.
Imposible dejar de mencionar entre ellos a Otto Felipe Braun, militar y
veterinario que "se convirtió en héroe nacional por la defensa del
territorio boliviano del sur y recibió el nombramiento de Mariscal de
Montenegro.
Braun fue prefecto de La Paz, Cochabamba y Oruro y, en 1835,
ministro de Defensa, Guerra y Marina de Bolivia”.
Con su nombre fue bautizado, en 1943, el Colegio Alemán -que
se inauguró en 1923-, entidad educativa que funciona a pocas cuadras del club,
considerada una de las mejores en Sudamérica por el nivel educativo y también
una de las más hermosas.
Los nombres Von Plotho y Von Vacano, fundadores, en 1901, de
la Escuela de Clases para Suboficiales del Ejército; Hans Kundt, quien fue
invitado por el presidente Daniel Salamanca a dirigir el Ejército boliviano, o
Guillermo Kaiser, que tuvo una importante actuación en la defensa del Fortín
Vanguardia durante la Guerra del Chaco, engrosan la lista de ciudadanos
alemanes que forman parte de la historia del país.
El libro Nuestra segunda casa da cuenta también de cinco
descendientes de alemanes que asumieron la presidencia de la República en
distintas circunstancias y desde diferentes posiciones políticas: Germán Busch
(1937-1939), hijo del médico alemán Pablo Busch; Enrique Hertzog (1947-1948);
Hugo Banzer (1971-1978) (1997-2001), nieto de Georg Banzer; Lydia Gueiler, hija
del inmigrante alemán Moisés Gueiler Grünewelt, y por un corto lapso en
noviembre del año 1979 Alberto Natusch Busch. Esta una prueba
indiscutible de la incorporación de los emigrantes alemanes a la dinámica de la
sociedad que los cobijó.
La mejor manera de estar unidos
Allí donde se asentaron, las comunidades alemanas crearon
instituciones de ayuda y asistencia para los conciudadanos que pasaran por
algún contratiempo o dificultad, pero también que les permitieran mantener
vivas sus tradiciones, estar unidos y conservar su identidad. Fue en ese marco
que nacieron los deutsche vereine (clubes alemanes).
Para cuando fue fundado el Club Alemán de La Paz, el 2 de
marzo de 1891, existían ya entidades similares en Valparaíso (1838), Chile, que
se considera fue el primero; en Nueva York (1842), Buenos Aires y Rosario, en
Argentina, por enumerar algunas.
En otra ciudad de Bolivia, Oruro, se fundó también un
club alemán en noviembre de 1898 al influjo del auge minero de finales del
siglo XIX. "Fue inscrito legalmente con el nombre de Deutscher
Kegelverein, es decir, Club de Boliche (palitroque). Su sede tenía un gran
salón de baile con escenario, canchas de palitroque, sala de lectura,
biblioteca, salón de billar, un invernadero y jardines”, detalla Arze. Con más
o menos las mismas características comenzaron a funcionar los clubes de
Cochabamba, Santa Cruz y Trinidad.
La primera sede paceña estuvo ubicada muy cerca de El Prado,
en el terreno que hoy es ocupado por el hotel Europa. La hermosa casa,
construida por el famoso arquitecto Emilio Villanueva, tenía espacios
destina dos a actividades específicas, fueran éstas reuniones sociales,
lectura, juegos de cartas, el skat "preferido por los alemanes del norte,
y el schafkopf, que jugaban los alemanes del sur”, o palitroque, cuya pista
estaba ubicada en el sótano. Tomar una cerveza o saborear las delicias de la
cocina y la repostería tradicional estaban entre las actividades favoritas. Sus
paredes fueron testigos del devenir de tiempos buenos y malos, difíciles y
prósperos, pacíficos y aguerridos, y albergaron el sentir de un grupo humano
que día tras día se convertía en parte activa del desarrollo de la ciudad
Fernando Kyllman, past presidente del club, recordó en su
discurso conmemorativo de los 125 años, que cuando él llegó a La Paz, en 1948,
su abuelo lo invitó a ser parte de la institución, la cual, ante el temor de
una posible intervención, funcionaba en la Casa Argentina. Eran tiempos
difíciles, recuerda, pero el mandato era continuar adelante. Y así lo hicieron.
Achumani histórico
Una piedra de aproximadamente un metro de alto con tallado
de cuadrícula en la parte superior y orificios en los costados, perteneciente a
la época colonial y recientemente descubierta en las cercanías del Club Alemán
a fines de 2015, da la bienvenida en la sede de Achumani.
La misteriosa pieza, que se supone pudo ser usada para trabajos
relacionados con la minería o en tareas textiles durante la Colonia, habla por
sí misma de la historia del lugar.
La decisión de trasladarse a Achumani tuvo que ver con la
búsqueda de un espacio más cómodo para la práctica de algunos deportes y la
necesidad de disfrutar de un clima algo más cálido.
Según la historiadora Arze, "en el sector donde está
actualmente el Club Alemán se encuentra un sitio arqueológico: un asentamiento
agrícola de la época de la cultura de Tiwanaku (500 a 1100 d. C.). En las
cercanías se encontró un vaso ceremonial decorado (keru) de estilo Tiwanaku
postclásico, batanes y morteros trabajados en cuarcita y también cuentas de
collares (chaquiras) de lapislázuli. En los cerros cercanos de Achumani se
identificaron restos de torres funerarias (chullpas) de la época de los
Señoríos Aymaras (1100 a 1470 d. C.) y se encontraron piezas de cerámica
decorada de la cultura incaica (1470 a 1532 d. C.)”.
Hernando de Chirinos, uno de los fundadores de la ciudad de
La Paz, recibió, durante la época colonial, los derechos de propiedad sobre una
amplia extensión territorial en la que instaló, "a mediados del siglo XVI,
un establecimiento manufacturero para la producción de telas y sombreros, un
obraje, como se llamaba durante la Colonia a este tipo de pequeñas
fábricas”.
Más tarde, a finales del siglo XVII y principios del siglo
XVIII, la zona de Achumani formó parte de la Parroquia de San Pedro y
pertenecía al Monasterio de las Concebidas. A principios de los años 60, el
Centro Cultural Alemán compró parte de estos terrenos, destinando dos hectáreas
a la construcción del club; el resto de las 36 fueron destinadas al colegio y
la Ciudad Jardín.
"A mediados de los años 60, el club realizó la compra
de terrenos (en Achumani), que fue de fundamental importancia. La compra del
terreno para no solamente marcar el inicio de su expansión física, sino
el inicio nueva etapa, una renovación en la esencia del club”, relata el libro
Nuestra segunda casa, citando a Peter Bauer.
En sus inicios no había nada más que una construcción
pequeña, la piscina y la cancha de fútbol. Llegar era una odisea, sobre todo en
la época de lluvia, ya que el río Achumani aumentaba peligrosamente su caudal.
Luego Gerardo Kyllmann organizó y financió la construcción de un puente,
facilitando el acceso al lugar.
En 1981, luego de una asamblea, se decidió vender la sede de
la calle Bravo y comenzar la construcción de nuevas instalaciones en Achumani.
"El directorio formado por Friedrich Ohnes, Hans Günter-Heinze, Hartmut
Schmidts, Pablo Lara, Hans Beckmann, Gustavo Winter, Óscar Mayorga, Gerardo
Reznikowski, Rodolfo Wende y Peter Bauer trazó un plan general de
construcciones que incluía una piscina cubierta, instalaciones para la
administración, vestuarios, una sala de juegos, gimnasio, más canchas, una
cancha de ráquet y el diseño de jardines y juegos para niños. En agosto de 1996
inauguraron las nuevas instalaciones y la piscina reglamentaria cubierta,
que sumaban un total de 1.600 m2 construidos.
Los cambios más trascendentales, sin embargo, estuvieron
ligados al cambio de la estructura del conjunto de socios. La asamblea
extraordinaria del 20 de octubre de 1994 propuso cambiar los
estatutos para permitir el ingreso de nuevos socios ligados a los miembros
activos y ampliar la relación de socios de habla alemana y socios de habla no
alemana en 1 a 1.
Rumbo al futuro
Las relaciones diplomáticas entre Alemania y Bolivia han
tenido sus altas y bajas, sobre todo durante los periodos de guerra. Hoy, sin
embargo, como destacó el actual embajador Peter Linder durante el coctel de los
125 años, son muy estrechas. Prueba de ello fue la visita de Evo Morales a
Alemania en 2015 y la posterior visita del viceministro federal de Transporte
de Alemania, Rainer Bomba a Bolivia.
"Los más de 100 años de presencia de los alemanes en
Bolivia han contribuido a un intercambio cultural muy intenso”, dijo el
embajador. Dijo sentirse lleno de gratitud con los bolivianos, porque siente
que existe un genuino afecto hacia Alemania y su gente. "Los alemanes que
viven en el país no se conciben como un grupo aislado, por el contrario, son parte
de la sociedad boliviana, se saben ciudadanos integrados y están orgullosos de
poder contribuir con el intercambio cultural”, manifestó.
"El Club Alemán es una de las instituciones con más
tradición en Bolivia, durante su existencia ha jugado un rol muy importante en
el desarrollo de las relaciones culturales y sus huellas en la vida social de
La Paz son muy visibles, no se constituye solamente en un refugio para familias
alemanas y bolivianas, sino que es el centro de importantes reuniones sociales
como el Oktoberfest que atrae cada año a más personas”, ponderó.
El Club Alemán se ha constituido con el transcurso del
tiempo en parte de la historia de La Paz y el desarrollo de sus habitantes,
motivos que lo hicieron merecedor de varios reconocimientos a lo largo de su
existencia. Este año recibió el reconocimiento como Institución Meritoria del
Estado Plurinacional, otorgado por la Cámara de Diputados de la Asamblea
Legislativa, la condecoración Nuestra Señora de La Paz en el grado Chuspa de
Oro, conferida por el Gobierno Autónomo Departamental de La Paz, y recibió
también un homenaje del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz.
Para Marcos Córdova, actual presidente del directorio, el
reto es sin duda, además de encarar una serie de mejoras en la infraestructura,
hacer que el club siga siendo un lugar de encuentro de culturas, tradiciones,
idiomas y personas de distinta procedencia y edad, en resumen, hacer que
perdure esa idea unidad que inspira al pueblo alemán.
Asimismo, recibió placas recordatorias de entidades como la
Asociación Interinstitucional de Clubes Deportivos, Sociales y Culturales, la
Asociación Paceña de Tenis y los clubes Hípico Los Sargentos, Automóvil Club
Boliviano, Tenis La Paz y Sucre Tenis.
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