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LOS CRUCEÑOS DIONOSIO FOIANINI Y GERMÁN BUSCH FUERON LOS PROPULSORES DE LA FUNDACIÓN DE YACIMIENTOS PETROLÍFEROS FISCALES BOLIVIANOS (YPFB)

Fuente: YPFB 75 AÑOS DE APORTE AL PAÍS. // Foto: El Primer Directorio de YPFB, de izquierda a derecha: Jorge Muñoz Reyes, Humberto Vasquez M., Dionisio Foianini, José Lavadenz y Guillermo Mariaca.

El horror de una guerra injusta, los errores históricos de una pírrica clase política que se decía liberal sin visión de país y el abuso de las élites coludidas con los intereses transnacionales, catalizaron un proceso de maduración de la conciencia nacional que buscaba un cambio político y social con nuevas estructuras y administración. 
El cambio provino de círculos militares, sectores intelectuales, profesionales y sindicales de las clases media y baja.
El centro del debate en la sociedad boliviana de la post guerra fue el petróleo y su futuro como factor de desarrollo y viabilidad nacional. Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, nació de las cenizas de la Guerra del Chaco. La inmolación de 50.000 hombres defendiendo la riqueza petrolera, sirvió de marco al inicio de la entidad petrolera boliviana. 
Dos personajes promovieron la creación de YPFB, el héroe de la contienda del Chaco, Teniente Coronel de Ejército, Germán Busch y el destacado profesional, hijo de migrantes italianos, Don Dionosio Foianini Banzer. 
El cruceño Foainini Banzer, doctor en Química General de la Unidad de Pavía (Italia), concibió el proyecto de creación de la empresa petrolera boliviana desde sus primeros años de universitario, avizorando el horizonte de la industria petrolera nacional. Estructuró y fortaleció a la nueva empresa, hasta 1939. “Mi vida abundó en inquietudes y esperanzas, y al repasar mis papeles, cargados de recuerdos y de historia, me satisface que algunos proyectos alcanzaron su objetivo”, señalaba el impulsor de la industria boliviana de los hidrocarburos en su autobiografía “Misión Cumplida”
Otro cruceño notable, Germán Busch, con la firme convicción y decisión apoyó el emprendimiento de la creación de la empresa estatal del petróleo. Su gobierno se caracterizó por ubicar al petróleo como nueva palanca para el desarrollo del país. 
“Vamos pues a reafirmar la nacionalización de los petróleos, ya que todos los que estuvimos en el Chaco en las horas de peligro, hemos podido experimentar la inconveniencia de que esa riqueza estuviese en manos de capitales extranjeros. El petróleo boliviano va a ser explotado por el Estado, porque así lo exigen los altos intereses nacionales”, resumía Germán Busch, el heroico y joven oficial del Ejército boliviano miembro e impulsor de una corriente ideológica comprometida con los intereses de la patria. 
Aquel histórico, 21 de diciembre de 1936, con el apoyo de Germán Busch, Dionisio Foianini visitó al Presidente Toro en Palacio de Gobierno con el proyecto de Decreto Supremo en la mano, quien luego de discutirlo brevemente, lo firma inmediatamente, después Don Gustavo Chacón se encargó que los firmaran todos los ministros. 
Así nació YPFB ante el enorme desafío de proyectar el futuro de la naciente industria petrolera y la impostergable misión de desarrollar la producción petrolera para mejorar la economía nacional. Su vocación de servicio productivo se plasmó tanto en el decreto de su creación como en sus primeros estatutos aprobados, poco tiempo después.
La fundación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) fue casi ignorada por la prensa contralada por la rosca minerofeudal. Quizá la mejor forma de describir, el regocijo que provocó en el país, la creación de la empresa estatal se refleja en una nota fechada el 30 de diciembre de 1936 por el periódico La Calle. 
“El gobierno socialista acaba de mostrar una vez más el amplio espíritu que le anima luchar por la independencia económica de la nacionalidad y por fomentar su progreso. Con fecha 21 de los corrientes ha promulgado un Decreto Ley que crea una entidad fiscal llamada ´Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (Y.P.F.B) la cual se encargará de la exploración, explotación, y comercialización del petróleo y de sus derivados.
No se trata de una empresa privada puesta al servicio de sórdidos intereses y valiéndose de inconfesables medios. No; es el Estado mismo, que en pleno ejercicio de sus derechos de soberano quiere independizar la patria de la tiranía extranjera que nos raciona el combustible cuando podríamos bastarnos a nosotros mismos y aún exportar a los vecinos. La nueva entidad está constituida por el Estado que al asumir tan noble y desinteresado papel, cumple sus más elementales deberes de tuición y de ayuda al pueblo todo.
Corren por ahí libros, folletos y artículos de prensa, presentando al petróleo como una materia folletinesca, debido a los medios y tramas horribles, intrigas turbias y personajes de opereta que bailan en ellos al son del oro extranjero. El significado que tiene el petróleo le ha convertido en materia objeto de toda maquinación y que para obtenerlo no se retroceda ante nada. 
Ello era necesario que tenga un término en nuestro país. Hoy no serán ya aventureros de dudosa filiación nacional u oscuro pasado los que vengan a manosear nuestra riqueza petrolera, cuál ha sido hasta el presente. La experiencia del petróleo boliviano es demasiado dolorosa para que volvamos a caer en los mismos errores. Compañías riquísimas y otras que no eran sino fantasías creadas en algún escritorio famélico, luchaban sin cuartel y con todos los medios del más bajo rufianismo, por tener su parte en esa danza de acciones que subían y bajaban en las cotizaciones de la bolsa y con ellos dando pingües ganancias a costa del buen nombre y la riqueza de Bolivia.
El Supremo Gobierno con un alto espíritu de comprensión de sus deberes ha creído que era tiempo ya de que eso terminara y ha asumido por sí mismo el control del petróleo en toda la República, ya que prácticamente es el significado de los Y.P.F.B. 
Las compañías privadas consolidadas ya, tendrán su rol de acuerdo a sus contratos, pero ya no serán los omnipotentes organismos de antes, y tendrán que sujetarse a cumplir sus obligaciones dentro de un criterio nacional y no de sus propios intereses.
La entidad Y.P.F.B es del Estado, o sea es el Estado mismo, pero funcionará como si fuera independiente, con su personería jurídica y autonomía propia, pudiendo desempeñar en todo caso las funciones de una compañía privada, pero siempre al servicio del Estado. 
La industrialización de Bolivia tiene que ser obra del petróleo, y ello sólo puede hacerse por medio de los Y.P.F.B. que no pretendiendo ganar millones para que favorezcan al extranjero, puede ir hasta zonas no comerciales, peor que necesitan de su acción directa con el fin de favorecer así a la República en todos su componentes y no los apetitos de unos cuantos. 
La entidad que acaba de crearse necesita para su desenvolvimiento del apoyo y concurso de la nacionalidad toda. El gobierno da y plantea su creación y realización. Sostenerla fomentarla y engrandecerla será la obra de todos los bolivianos. Fe y decisión hay que poner en su apoyo y tengamos todos, la plena seguridad de que los Y.P.F.B, serán el baluarte más fuerte y desinteresado de nuestra liberación y el fundamento más granítico de nuestro progreso.
En nuestro rol de periodistas independientes y que seguimos con mirada atenta e imparcial el desarrollo del programa de actos que actualmente realiza el gobierno socialista, hemos tenido alguna vez que apuntarle nuestra disconformidad con algunas cosas, pero esta vez aplaudimos sin reservas este paso que juzgamos trascendental para nuestra vida republicana. 
Consideramos que es una efectividad real y verdadera de lo que es el socialismo de Estado, pues constituye un atajo a cierta industria privada que quiere supeditar a la nación misma en sus más altos y sagrados intereses. Llenando una necesidad sentida de nuestra estructura económica, vienen los Y.P.F.B. a abrir una nueva era en los destinos y horizontes de la patria”. 
En ese contexto nace Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) como entidad autárquica y con personería jurídica propia, encargada de explorar, explotar y desarrollar el rubro hidrocarburífero. 
Pocos meses después, en mayo de 1937, el gobierno de Toro emitió la Ley Orgánica de YPFB, cuyo instrumento legal incluyó las funciones y privilegios, aspectos largamente anhelados. Los intereses petroleros del Estado pasaban a tuición de YPFB, al tiempo que los yacimientos petrolíferos eran declarados reserva fiscal. La nueva empresa debía organizar y dirigir la industria petrolera, además de asesorar en la materia a particulares ante las distintas instancias del Estado. 
La petrolera estatal, nació dotada de plena autonomía en su presupuesto. Podía realizar importaciones de petróleo y sus derivados con el objetivo de cubrir la demanda del mercado interno cuando fuese necesario. Del mismo modo, estaba autorizada a explotar y comercializar en forma directa o en sociedad, previa aprobación del gobierno. En cuanto a las utilidades líquidas, YPFB debía percibir montos proporcionales a por lo menos el 20 por ciento de las mismas como fondo de incremento y reserva. Su contabilidad debía ser revisada periódicamente por la Contraloría de la República.
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