Por: Marciana Soliz Roca – e msoliz@edadsa.com.bo / Este artículo
fue publicado en el matutino El Día de Santa Cruz, 14 de
Septiembre, 2011. // Foto: Actual calle Vallegrande.
Si hubo una zona que le dio dolores de cabeza a las
autoridades y vecinos por el desorden y el alboroto que provocaba en la época
de la Colonia, esa fue la calle Brava, hoy conocida como Vallegrande.
"En su época sonó muy fuerte porque era una zona donde
reinaban los tragos. Tengo conocimiento que la fama de brava se la dieron los
borrachitos que armaban unas trifulcas de aquellas", comenta el
general Lucio Áñez, conocedor de la historia de Santa Cruz.
Según refleja Reymi Ferreira en su libro "Estampas
cruceñas", desde la época de la colonia se establecieron allí los
viajeros, arrieros y comerciantes que transitaban desde Santa Cruz a los valles
y a otros departamentos occidentales del país.
Una zona roja. Producto de esa influencia, el área se fue llenando
de tambos, chicherías, chicharronerías y casas comerciales. En ese ambiente,
delincuentes, ladrones y sinvergüenzas circulaban a sus anchas como peces en el
agua o loros en maizal.
Las continuas peleas, borracheras y escándalos que producía
el consumo de alcohol llevaron a que sea conocida como el principal centro de
desorden en la ciudad, poniendo en vigilia permanente a las autoridades.
Fernando Sanabria, en su libro "Tradiciones, leyendas y casos de Santa
Cruz de la Sierra", relata que tal era el grado de peligrosidad en esta
zona que la policía sólo se animaba a patrullar en grupos de efectivos, ya que
de lo contrario debía hacerse de la vista gorda o desaparecer del lugar.
Incontrolable. Según Sanabria, si algún sereno pretendía imponer el orden,
los contendientes abandonaban por un momento la gresca y mostraban al guardia
"lo publico de la calle y lo quebradizo del orden".
En muchos casos, cuando algún oficial con gente armada
llevaba a los bochincheros a dormir la siesta por el consumo de alcohol,
"más tardaba en cargar con estos que los otros en armar una nueva
batalla".
En aquella época llegó un señor con nombramiento de
"Comisario de la Policía de Seguridad", que apenas
se enteró de lo que pasaba en la dichosa calle, habría comentado: "Esas
son pavadas. Lo que pasa es que los tipos de la tal calle no han encontrado aun
la horma de sus zapatos... Ya se las verán conmigo... Me basto yo solo
para ponerlos en vereda".
El porqué del nombre. Según Sanabria llegada la noche, el recién estrenado
comisario metió el revólver en la revolvera, introdujo un laque a su cinturón y
salió de la comisaría con rumbo a la calle de la siniestra fama.
Al día siguiente sus colegas de la guardia fueron a buscarle
para saber del resultado de su aventura y lo encontraron poniéndose fomentos y
salmueras sobre la frente y las sienes. Tenía la cara hecha un mapamundi de
magulladuras, moretones, chichones, peladuras y araños. El hombre no
esperó a que le pregunten nada. Apretando parches y arrimando fomentos, murmuró
por lo bajo: ¡No hay qué hacerle che!… la calle es brava, brava…. Así quedó
entonces bautizada la vía como “La calle Brava”.
OTRAS CALLES QUE GUARDAN SU HISTORIA
La calle Florida fue bautizada como el barrio serebó
porque allé llegaban los carretones de las moliendas. La calle la paz fue
llamada la de la amargura.
HIZO MÉRITOS A SU 'NOMBRE DE PILA'
En la época de la colonia se convirtió en un dolor de cabeza
para las autoridades, que no lograban controlar la venta de bebidas
ni los escándalos.
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