Hasta hace no mucho, el aeropuerto de La Paz llevaba su nombre, lo que aún
sucede con la placita aledaña a la estación ferroviaria que, sin embargo, ya no
luce el monumento al epónimo personaje. Lo que sí permanece incólume es el
colegio fiscal que, junto al Ayacucho, al Bolívar, al Barrientos y a los liceos
La Paz y Venezuela, está entre los “prestigiosos”.
Respecto de la Terminal aérea, ahora llamada Aeropuerto Internacional de El
Alto, había surgido una polémica menor sobre la pertinencia o no de que este
lugar continuase teniendo el nombre de un extranjero, gringo, de paso. En
cuanto a su estatua, fue elegida por el grupo terrorista CNPZ como objetivo de
su acto de presentación en sociedad y no se la volvió a erigir.
El hecho es que, en determinado momento, un aeropuerto, una plazoleta con
estatua y todo, un colegio y quién sabe cuántas otras cosas menos visibles se
llamaban del mismo modo: John F. Kennedy. La ciudad de La Paz ha debido ser,
durante ese periodo, la capital más kennedyana del orbe descartando, por
supuesto, urbes norteamericanas.
¿A qué se debe que la figura de este político estadounidense hubiera impactado
tanto por estas alturas? Una explicación plausible es la frescura con la que el
recuerdo de su imagen se conservaba en la memoria del boliviano en general y
del gobierno de Víctor Paz Estensoro, en particular. En efecto, fue durante su
segundo mandato que VPE fue recibido por el Presidente de Estados Unidos en
Washington, pocas semanas antes de que la fatalidad se cruzara en el camino de
éste.
Sobre este encuentro, el estadista boliviano apuntaba algo que podría haberse
aplicado a las actuales relaciones con EEUU si se actuaba con inteligencia:
“Pese a la inevitable diferencia de puntos de vista en algunos casos,
encontramos siempre una actitud de comprensión y respeto de nuestra
personalidad nacional, sin injerencias que pudieran herir el orgullo
boliviano”.
JFK, que simpatizaba con la demanda marítima boliviana, no ahorró elogios hacia
VPE: “Lo que usted hace por su país es lo que deseamos para toda América
Latina”, le dijo.
Abordo estos pasajes porque, además de las curiosidades eponímicas, el 22 de
noviembre se cumplen 45 años del día en que, durante una caravana
automovilística por las calles de Dallas, JFK, con el cráneo destruido, se
desplomó víctima de un magnicidio; y porque con el triunfo de Barack Obama, de
aspecto juvenil, discurso fresco y gran carisma, las comparaciones se hacen
inevitables.
“La noticia de su infausta muerte, a los pocos días de mi regreso a Bolivia, me
afectó profundamente. Fui el último Jefe de Estado que lo había visitado”,
expresó VPE. Tal vez por esto John F. Kennedy tiene todavía un lugar en la
memoria nacional.
https://www.diariocritico.com/noticia/112019/noticias/jfk-&-vpe.html
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