Por: Diego Martínez Estévez.
El objeto de esta cédula real, fue el de censar a los "indios", (para
cobrarles algún tributo), denominados como "parcialidades y
circunvecinos", que habitaban entre los ríos Pilcomayo y Paraguay.
Desde la dictación de esta cédula real por el Rey de España y hasta 1931, han
transcurrido 188 años.
¿Qué sucedió el año 1931?
En Buenos Aires, tal como aconteciera en 1925, nuestra representación
diplomática demostraba una vez más con cédulas reales, que el territorio del
Chaco Boreal era propiedad de la Real Audiencia de Charcas.
A su turno y como era su costumbre, la representación paraguaya desconoció la
validez de dicha cédula – que refrendaba otras anteriores – y le dio curiosas
interpretaciones. Entre otros deleznables argumentos aducían que esta cédula
disponía censar a los indios que ya residían en los cuarteles de los jesuitas y
no al resto de los indios que habitaban en el terreno inexplorado del Chaco
Boreal. También aducían y aducen que el DISTRITO de la Gobernación de Santa
Cruz no sobrepasaba hacia el sud las márgenes del río Parapety; que a partir de
la orilla DERECHA de este río hasta las confluencias de los ríos Pilcomayo y
Paraguay, era propiedad de la Gobernación del Paraguay (y que nunca, hasta el
año 2016, lo demuestran con cédulas reales).
A estas falaces posturas, la Cédula Real de 1743 las contradice en todas sus
partes, cuando en su extenso tenor, también expresa lo siguiente:
…”De tal suerte a sus trabajos que ya al presente reducida a nuestra Santa Fe
toda la nación Chiquitos y por medio de esta otras muchas parcialidades menores
o naciones de indios circunvecinas, tiene ya formada con ellos siete
reducciones o pueblos que son San Francisco Xavier, San Joseph, San Rhapael,
San Juan Bautista, La Concepción y San Ignacio de Zamucos"...
Desde siglos antes, existían DIEZ MISIONES creadas por los padres Jesuitas,
conocidas como MISIONES DE CHIQUITOS, cuya autoridad superior era el Obispado
de Santa Cruz de la Sierra y la jurisdicción de este Obispado y del resto de
América, normalmente coincidía con el DISTRITO TERRITORIAL de cada Gobernación.
En este caso, el Obispado de Santa Cruz, dependía de la Gobernación de Santa
Cruz y esta Gobernación era parte orgánica de la Real Audiencia de Charcas, por
tanto, esas “parcialidades de indios y circunvecinas”, eran los que habitaban
dentro del territorio de la Real Audiencia de Charcas.
Como se lee en el tenor de la Cédula Real de 1743, entre las Misiones, también
hace mención a la de SAN IGNACIO DE ZAMUCOS.
¿Dónde se encontraba esta Misión Jesuítica? ¿Al norte del río Parapety?, o, ¿Al
sur del río Parapety?
Si nuestra representación diplomática demostraba en el terrreno que esta Misión
se encontraba al SUR del rio mencionado, una vez más, se lograría confirmar que
esos “indios" pertenecían a la Gobernación de Santa Cruz.
¿Y Cuál la razón para afirmar que “pertenecían a la Gobernación de Santa Cruz“?
Porque la misma cedula los menciona cuando expresa:
…“que están reducidos los indios Chiquitos y los Zamucos y va siguiendo la
conquista espiritual de todos los indios vecinos a éstos comprendidos entre los
ríos Pilcomayo y Paraguay”...
Está expresando que los indios de Chiquitos y Zamucos y para propósitos del
censo que ordena dicha cédula, YA SE ENCUENTRAN REDUCIDOS O NUMERADOS y que lo
que corresponde ahora, es censar o numerar al resto de los indios vivientes
entre los ríos Pilcomayo y Paraguay, con el propósito de cobrarles algún
tributo.
Esta misión - la de Zamucos - era la que más al sur y dentro del territorio de
la Gobernación de Santa Cruz se encontraba, concretamente más al sudeste del
río Parapety que durante la guerra del Chaco, estaba situado en las
inmediaciones del Fortín Ingavi y que pasada la guerra y ya en poder del
Paraguay, pasó a denominarse Lagerenza.
Para la diplomática boliviana, señalar la ubicación geográfica de la tribu de
los Zamucos era como ponerle la cereza sobre la torta; es decir, acallar una
vez más los inútiles argumentos paraguayos. Aun sin precisarlos en el terreno,
la misma cédula real era contundente al ordenar censar a todos los indios
comprendidos entre los ríos más arriba mencionados, esto, porque el Rey, a
través de su orden, entendía que era responsabilidad de la Audiencia de Charcas
el censar a las parcialidades de indios y circunvecinas, y no de otra
gobernación existente fuera de su DISTRITO.
Casualmente, en la región de los Zamucos, el año 1930 se había fundado el
fortín Ingavi, en honor al Regimiento de Caballería del mismo nombre, se
encontraba al mando del mayor Ángel Ayoroa Zorrilla. Uno de los oficiales a su
mando era el teniente Germán Busch.
La orden de encontrar a los Zamucos era crucial y tan delicada misión le fue
confiada al teniente Busch que un día anterior, desde el cerro “Ángel”, creyó
ver al fondo del horizonte, una laguna. Al día siguiente 24 de octubre de 1931,
de fortín Aroma marcharon el teniente Busch, el dragoneante Ofelio Pérez y los
soldados Pedro Romero y Nicolás Socre. El oficial calculó que en dos días
alcanzarían la laguna y para este período llevó agua y víveres, para seis días.
Al tercer día de marcha, el teniente, lo que en lugar de la laguna vio anteriormente,
en realidad había sido un montón de piedras blancas y negras que de lejos
semejaban una laguna. A estas alturas ya se les había agotado el agua. Al
retornar a su base encontraron una que otra planta de sipoy que contenía el
líquido elemento, pero no fue suficiente para reanimar al soldado Ofelio Perez
que murió de sed. Busch, desfalleciente, buscaba más plantas de sipoy para él y
su soldado Pedro Romero, entretanto, el de mayor fortaleza física – el soldado
Nicolás Socre – se adelantó para llegar el fortín Aroma y felizmente lo logró.
Al final de su informe, el teniente Busch, dice:
”A poco llegó el teniente Humberto Salinas, comandante del fortín que no
obstante de encontrarse enfermo, se lanzó en nuestra ayuda. ¡Noble ejemplo de
compañerismo! Él nos traía más agua que ya no precisamos y un poco de tujuré
(tojorí).Comimos la vianda aquella con lo que reaccionamos pudiendo reanudad la
penosa jornada”.
A fines de 1931, el propio Mandatario de la República, condecoraba a siete
oficiales con la Orden del Cóndor de los Andes, entre ellos, al teniente Busch.
Este informe fue entregado a la prensa por su esposa, la señora Matilde Carmona
de Busch y reproducido en el periódico EL IMPARCIAL de la ciudad de Cochabamba,
el 12 de octubre de 1932.
Los Zamucos no fueron encontrados por Busch, pero quien los encontró fue el
teniente coronel Ángel Ayoroa Zorilla, comandante del Regimiento Ingavi, quien
y desde el año 1927 venía explorando esa región, al punto que con el tiempo, a
los indígenas habitantes entre Roboré hacía el sur se los conoce como LOS
AYOREOS. En la imagen adjunta se lo ve al teniente coronel Ayoroa posando junto
a la choza de indios Zamucos, residentes en los alrededores del río
Timanes.
Durante la guerra, el teniente coronel Ángel Ayoroa fue comandante del
imbatible Regimiento Santa Cruz. Así por ejemplo, en la célebre batalla de
Cañada Strongest, a solicitud suya, el empleo de su unidad fue la clave para
derrotar al ejército invasor. Muchos años más tarde escribió el libro titulado
FRANCISCO MANCHEGO ….. pero, nadie escribió sobre él, no obstante que la
mayoría de sus descendientes abrazaron la Carrera Militar.
Prosigamos.
El libro ZAMUCOS, cuya tapa se observa afjunta a este artículo, relata el
proceso de desarrollo de los indios Zamucos, que en parte fueron “reducidos”
por los Jesuitas en su cuartel que llevó el nombre de SAN IGNACIO DE LOS
ZAMUCOS.
Después de la expulsión de los Jesuitas el año 1768, sobrevino el caos, pues,
casi la totalidad de los indios reducidos retornaron a sus antiguas regiones y
fueron adoptando otros nombres, pero todos ellos - según su autora - desprendidos
de la especie de Nación de los Zamucos; parte de éstos migraron hasta la orilla
del río Paraguay, llegando a ser conocidos como LOS CHAMACOCOS, indios feroces
que no permitían que españoles invadieran su territorio desde la orilla
opuesta; es decir, desde el territorio de la Gobernación del Paraguay. Otros
guardianes del Chaco Boreal en este caso frente a Asunción, fueron los
indomables Guaycurus, conjuntamente sus aliados los Payaguas, situados más al
noreste y sobre la misma orilla, que impedían todo intento conquistador también
proveniente desde el territorio de la misma Gobernación del Paraguay y así
defendieron su milenario territorio, hasta muchos años después que la
Gobernaciòn del Paraguay adoptara el nombre de República del Paraguay (1811).
Con el descubrimiento de la tribu de los Zamucos, la tesis boliviana se
enseñoreó triunfante, pues, se confirmó que LA MISIÓN DE SAN IGNACIO DE
ZAMUCOS, geográficamente se encontraba ubicado mucho más al sudeste del río
Parapety (en las inmediaciones del Fortín Ingavi – ver imagen), al interior del
Chaco Boreal, en esa parte que el alegato paraguayo aseguraba sin dubitar, que
jamás los Jesuitas llegaron, porque no era su jurisdicción.
No sólo el mayor Ayoroa ubicó el habitad de los Zamucos mencionado en la Cédula
Real de 1743, sino también muchos años más tarde – en 2009 – cuando aparece
publicado el libro titulado ZAMUCOS, de la antropóloga francesa Isabelle
Combés, quien hace un exhaustivo análisis de su genealogía y desgajamiento en
numerosas tribus y nombres, hasta finalmente identificarlos como “Los Ayoreos”.
Por supuesto y en un mapa, señala con precisión que su habitad se encontraba
más al sudeste del rio Parapety, en los alrededores de Fortín Ingavi. De este
modo, con su libro publicado el 2009, confirma lo que en 1743 y 1931 mencionan
a los Zamucos, ”parcialidades de indios y circunvecinas”, habitando al sud y
sudeste del río Parapety, por tanto, dentro del Distrito de la Real Audiencia
de Charcas, hoy Bolivia.
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