«Los pilas obedecieron la orden inmediatamente, y cayeron como prisioneros en
poder nuestro. Volvió después el estafeta Villegas nuevamente al sitio
anterior, y logró recoger la ametralladora, después regresó nuevamente y se
trajo once fusiles, en dos viajes más que hizo...»
ESTAFETA BOLIVIANO CAPTURA TRES PRISIONEROS PARAGUAYOS, ELIMINA A UN TENIENTE Y
ONCE SOLDADOS ENEMIGOS…
«Arriba las manos! Al oír la enérgica voz del soldado, sorprendidos los pilas,
se arrodillaron pidiendo perdón a sus vidas…»
Muchas historias se escribieron sobre la Guerra del Chaco…muchos héroes
anónimos brillaron por sus acciones frente al enemigo. Pero al pasar el tiempo
fueron olvidados o simplemente sus hechos eliminados de nuestra historia. A
continuación rescatamos la crónica de un valiente; en el relato que hiciera el
corresponsal Francisco Villarejo, para la Revista Semana Gráfica en diciembre de
1932.
“En la tarde del día ocho de Noviembre de 1932, poco después de la una, una
fracción paraguaya que con mucha audacia, había llegado a situarse hasta unos
cincuenta metros de nuestras posiciones, nos tenia constantemente hostigados
con su ametralladora liviana que, entre el fuego del combate nos era difícil
ubicarla. El estafeta Villegas tomó su fusil y después de indicar a su capitán
que iba tostificar al pilita se fue arrastrándose hasta un árbol cercano, desde
donde pudo ubicar la situación de la ametralladora. El sirviente de la
ametralladora, que era un negro (seguramente un moreno y donde el sol hizo su
trabajo) alto y corpulento, fue el primero en caer bajo el certero disparo del
estafeta. A poco caían los dos acompañantes de la pieza de trípode que tenían
en acción. Después llamo con toda prudencia a su oficial. Ambos se colocaron en
el árbol de tal manera, que bajaron a ocho individuos más que se acercaban
pretendiendo recobrar la pieza abandonada.
Cuando esté obscureciendo, mi capitán dijo Villegas, voy a recoger esos fusiles
y la ametralladora liviana: pero, presa de quietud audaz, no esperó a que
anocheciera, salió de su posición a las cinco de la tarde, hora en que había un
intenso tiroteo. Avanzó unos 25 metros arrastrándose, por entre el pajonal y se
encontraba próximo al sitio de la ametralladora. cuando logró ver los pies de
cuatro soldados paraguayos que estaban de bruces detrás de un tronco bastante
grueso esperando el momento oportuno para llevarse la pieza, dejada por sus
compañeros. Resolvió hacer un acto de audacia; hizo con toda prudencia un rodeo
y cortándoles la retirada se incorporó y gritándoles, en voz alta les dijo:
¡ Arriba las manos!
Al oír la enérgica voz del soldado, sorprendidos los paraguayos, se
arrodillaron pidiendo perdón por sus vidas, pero al percatarse de que era un
soldado, el que los había sorprendido, el oficial de ellos, trató de sacar su
revólver que fue visto por Villegas, a quien le desencajo un certero disparo en
la cabeza, dejando muerto al teniente paraguayo.
Los tres paraguayos restantes quisieron darse a la fuga, pero Villegas uso una
estratagema:
!Compañeros levántense, estos paraguayos están queriendo correr y revolviendo
entre los guaraníes les dijo: al monte carrera mar!!!... Los pilas obedecieron
la orden inmediatamente, y cayeron como prisioneros en poder nuestro.
Volvió después el estafeta Villegas nuevamente al sitio anterior, y logró
recoger la ametralladora, después regresó nuevamente y se trajo los once
fusiles, en dos viajes más que hizo. Al hacer el último viaje, Villegas fue
descubierto por el enemigo que le envió instantáneamente una ráfaga de
ametralladora que por fortuna, no dio en el blanco, habiendo sido demasiado
alta.
Por esa acción el estafeta Villegas fue ascendido inmediatamente y en el mismo
campo de batalla al grado de Sargento. Era ya cabo por una acción igualmente
heroica en Yucra, por su comportamiento en toda la campaña, que era
admirable”.
El Tte. 2° Pastor Rolón López (paraguayo), en relación a la batalla de
Kilómetro 7, comentaba al ser capturado: "Caray, qué prendida. como será
de mis pobres... Si siguen atacando no ha de quedar uno para contar la
historia…"
También el Tte. Cnel. paraguayo, Nicolas Delgado, mencionaba acerca de
Kilómetro 7, "Al final de la batalla, unidades de 1.200 plazas, se vieron
reducidas a menos de 300 y los defensores de Saavedra continuaron firmes en sus
posiciones".
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