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MELGAREJO Y EL DOLOR DE MUELAS


Por: Natalio Condarco Sierra (Oruro, 1875 – 1956) / Artículo publicado en Nuevos Horizontes el 18 de Julio de 2017.

Mi padre, don Oswaldo Álvarez de Condarco, médico cirujano de prestigio profesional, conocido por todos en la ciudad de Oruro, más que todo por su modestia y generosidad, tuvo la suerte de atender al sargento de Tarata. Que, por un motín contra su compadre el general José María Achá, llegó a la presidencia de la República en el Día de los Inocentes.
La vida de Mariano Melgarejo es casi de to-dos conocida: Violento y disoluto; ignorante y arbitrario; apasionado y caprichoso; imponiendo su voluntad como norma de conducta y leyes. Militar, formado en cuarteles y revueltas, valiente hasta la temeridad y el sacrificio, al llegar una vez a Oruro, fue vencido por un dolor de muelas, antes que por las dificultades del viaje y sus campañas para derrotar a los opositores.
En esta ocasión, había llegado inesperadamente a media noche, alojándose en el Palacio de Gobierno. El dolor pudo más que su resolución de seguir con el viaje. Desesperado, gemía como un niño y a veces bramaba más que un toro enfurecido. No encontraba alivio ni en la bebida, hasta que su recuerdo le iluminó, ordenando a sus edecanes. “Conducir, inmediatamente, al doctor Condarco, para atender a S.E. de una operación urgente”.
Sus edecanes, cumpliendo la orden, casi derriban a golpes la puerta del domicilio de mi padre, que apenas distaba una cuadra del Palacio y, notificando al médico le imponen acompañarlos.
Con el instrumental necesario y su maletín clásico, mi padre fue conducido, dejando alarmada a su esposa, la señora Clotilde Sierra de Condarco. Y una vez ante la presencia del General y Presidente, preguntó:
–¿De qué se trata, mi General?

–Melgarejo, en ese instante, se incorpora lanzando bramidos y rugidos, como un león herido y mirándolo fijamente, le responde:
–¡¡De las muelas doctor!!. . . Hay que hacer una “operación urgente”. ¡¡¡Ataque Ud. pronto!!! ¡¡¡Pronto!!!, porque esta muela me ha de vencer.
Ante la inminencia de la orden, mi padre muy presto sacó sus fórceps y elevadores, tomando al paciente más sumiso y resignado que nunca.
El General le indicaba:
–Esta muela doctor – gritando inesperadamente – ¡¡¡A la carga doctor!!!. . . A la carga. . . –, decía débilmente, en el instante en que la extracción se producía.
Cuando la muela le fue mostrada y su alvéolo desinfectado con yodo y alcohol, Melgarejo re-cuperó su bienestar y, entusiasmado exclamó:
–¡Hemos vencido doctor; hemos triunfado!! Esto hay que festejarlo!. ¡Ordenanza! ¡¡¡Sirva Ud. cerveza alemana al galeno!!!. –, mientras mi padre, que era abstemio por temperamento, insinuaba: –No suelo beber cerveza mi General–.
El Presidente Melgarejo, desconcertado, mirando hacia todos lados sin encontrar una razón, exclamó:
–Eso no se opone doctor para que Ud. me acompañe y brinde por el éxito de la operación. Ordenando después: ¡Ayudante! Prepare Ud. chocolate y bizcochos para el doctor. . .
Inmediatamente, la mesa fue servida y mi padre obligado a brindar tomando chocolate por el éxito de la operación.
Como el tiempo transcurría, su esposa, ya nerviosa por la tardanza y pensando que algo malo le podía haber ocurrido, salió en su busca y llegó al Palacio, siendo recibida amablemente por S.E., quien al escuchar los motivos que ella tenía, sin responder nada ordenó:
–¡Jefe de guardia!. . . Que la escolta presidencial acompañe a la matrona y su esposo para que ningún impertinente se cruce en su camino. Conducirlos hasta su domicilio con todos los honores necesarios a su rango porque hemos vencido al dolor y ha cumplido bien su misión.
He aquí esta anécdota antigua de Oruro, que nuestra madre desde niños nos contaba y que ha sido muchas veces explotada en diferente forma. He aquí la evocación de Oruro en un pasaje de aquellos años turbulentos.
De “El duende” – La Patria – Oruro.
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