Por: Pablo Aro Geraldes / Enero de 2014. // Foto: Esta precisamente es la foto
que se ha vuelto un icono internacional de los campeonatos mundiales de todos
los tiempos. La Famosa “U” faltante la convirtió además en anecdótica. // Para
más: Historias de
Bolivia.
En su debut mundialista, el 17 de julio de 1930, la selección de Bolivia
apareció en el campo de juego del Parque Central (cancha de Nacional) con una
particular camiseta: cada uno de los jugadores llevaba una letra en el pecho.
Los veinte mil presentes y los rivales yugoslavos se preguntaban de qué se
trataban esas "U", esas "A", esas "V"... El
misterio se develó cuando Jesús Bermúdez; Segundo Durandal, Casiano Chavarría;
Jorge Argote, Diógenes Lara, Jorge Balderrama; Gumercindo Gómez, José
Bustamante, Rafael Mendéz, Mario Alborta y René Férnandez se pararon de frente
de acuerdo al orden que habían ensayado: pudo leerse VIVA URUGUAY, a la vez que
el arquero portaba una bandera uruguaya.
Los aplausos acompañaron esa salida al field y enseguida llegó el momento de la
foto de rigor, con los once posando. Fue cuando el homenaje para la historia se
desdibujó: uno de los tres jugadores que portaban la "U" en el pecho
se distrajo y los diez restantes quedaron para la posteridad con un curioso
mensaje: URUGAY VIVA.
La sorpresa siguió cuando los protagonistas tomaron posiciones para que el
árbitro local Francisco Matteucci iniciara el partido: lo que parecía ser una
gesto para salir a la cancha y tomarse la foto, no era solo eso, no: así, en plena
acción se podía ver un pase del jugador "Y" a su compañero
"A". O una pared entre una "U" y otra "U". La
soleada tarde del invierno montevideano terminó con una derrota 4-0, resultado
que clasificaba a los yugoslavos a semifinales a la vez que eliminaba a Brasil.
Sin embargo, en el recuerdo quedará el curioso gesto boliviano y sus buenas
intenciones pese al homenaje trunco de la foto.
Las curiosidades no terminaron en el debut. Para el segundo partido, frente a
Brasil, los dos equipos usaban camisetas blancas y no tenían previsto ningún
juego de reemplazo. Solamente podían distinguirse por los pantalones: azules de
los brasileños, negros de los bolivianos. Por eso, en el estadio Centenario, la
solución llegó desde el vestuario local y Bolivia cerró su participación en la
primera Copa del Mundo vistiendo la Celeste de Uruguay.
No le dio suerte: volvió a perder 4-0.
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