Por: Roberto Choque Canqui - Historiador aymara, licenciado en la UMSA. Unidad
de Investigaciones Históricas Unih-Pakaxa / Periódico Pucara Nº 29, del 7 de
marzo al 7 de abril de 2008. // Foto: Pareja de indígenas aymaras.
En homenaje a los 87 años de la rebelión y masacre de Jesús de Machaqa es
oportuno recordar una parte de la historia de nuestros pueblos, que supieron
luchar por su existencia enfrentando a sus explotadores: terratenientes o
vecinos de los villorrios, autoridades locales y sacerdotes.
Jesús de Machaqa, al igual que otras comunidades antiguas markas aymaras, tiene
una larga e importante historia que abarca desde más allá del período inka
hasta el presente1. En esa larga historia están presentes sus protagonistas que
mantuvieron y defendieron no solamente la integridad territorial de la
comunidad, sino también evitaron la penetración de haciendas foráneas tanto en
la colonia como en la república. Jesús de Machaca es justamente la única marka
aymara que supo mantenerse como una comunidad originaria de doce ayllus desde
sus orígenes hasta la reforma agraria de 1953.
Se ha trabajado sobre la historia de la rebelión de Jesús de Machaqa de 1921
para poder entender la magnitud de la explotación inhumana de los comunarios de
los doce ayllus2. Para conocer con amplitud se ha indagado su vinculación con
los cambios políticos y movimientos sociales de esa época3. Ese trabajo una vez
publicado llegó tanto a los investigadores como a los comunicadores aymaras.
Estos últimos fueron justamente quienes reflejaron esta historia a través de
una novela de 120 capítulos en la Radio San Gabriel, lo cual contribuyó mucho
para su mejor conocimiento y concientización. Los hermanos Florentino e
Inocencio Cáceres habrían de tener un rol importante para difundir este
trabajo. De esa manera, en 1989 se logró llegar a los propios machaqueños para
que celebrasen cada año el aniversario de la rebelión del 12 de marzo de 1921.
Después de siete años de esa primera celebración, se completó el trabajo con la
información oral recogida de los comunarios4. La presentación del mismo se
desarrollaría en el mismo año en Qhunqhu en presencia de los comunarios.
A través de la investigación se observa que siempre existieron constantes
acechanzas de rebelión. Es así que el movimiento indígena fue tomando cuerpo
hasta ese momento, prácticamente a partir de Pablo Zárate Willka. Los llamados
caciques apoderados ya habían asumido su rol en la defensa de las tierras
comunitarias frente a la Ley de Exvinculación de 1874 que permitía su
expoliación a favor de nuevos hacendados desde los gobiernos del Partido
Constitucional (Conservador) y durante los gobiernos del Partido Liberal y del
Partido Republicano (1900-1930). Los comunarios de Jesús de Machaqa entretanto
habían soportado la tiranía de su corregidor, Lucio Estrada, hasta antes de la
caída del gobierno liberal. Con el derrocamiento del Partido Liberal en 1920,
el gobierno estaba en manos de Bautista Saavedra del Partido Republicano y la
situación política en Jesús de Machaqa no había cambiado puesto que Estrada
volvía en 1921 a ser nuevamente corregidor del cantón de Jesús de Machaqa.
Como no había justicia para los comunarios de Jesús de Machaqa, el cacique
apoderado Faustino Llanqui y su hijo Marcelino, conjuntamente con el cabildo
planearon estratégicamente aplicar la justicia comunitaria contra el corregidor
y su familia, ejecutando sus acciones en la madrugada del 12 de marzo de 1921.
La reacción gubernamental y de los vecinos fue inmediata puesto que, utilizando
a los soldados del regimiento Avaroa, procedieron a la masacre de los niños,
ancianos y mujeres. La venganza de los vecinos fue completada mediante el
incendio de las casas y el decomiso del ganado de los comunarios de Jesús de
Machaqa. No conformes con ello, luego empezaron las persecuciones a los
cabecillas, especialmente a Faustino y Marcelino Llanqui, quienes una vez
capturados fueron remitidos a la cárcel.
La repercusión de la sublevación de Jesús de Machaqa tuvo impacto en todo el
departamento de La Paz, abarcando las provincias: Ingavi, Omasuyos, Los Andes,
Camacho y Muñecas, Pacajes, Murillo, Yungas, Loayza, Inquisivi y Sicasica (hoy
Aroma y Villarroel). En Cochabamba llegó a impactar en los pueblos de
Qhillaqullu, Tiraqi y Tapakarí y en Qulqichaka, Potosí. Este hecho llegaría a
conmocionar no solamente a las autoridades del gobierno sino también a los
políticos de ese momento. La sublevación de Jesús de Machaqa no fue una
cuestión local sino que se trasladó al poder Legislativo, especialmente para la
discusión política y social.
La interrogante fue cómo entender el doble comportamiento del Presidente de la
República, Bautista Saavedra, antes y durante la sublevación; siendo en primera
instancia defensor de los procesados de Mohoza en 1901. En 1920 como
interpelante a los ministros de Defensa y Justicia por la muerte del líder
indígena Prudencio F. Callisaya en el cuartel del Regimiento Avaroa en Guaqui,
no supo actuar de la misma manera y en 1921 más bien permitió la masacre.
Recordando el manifiesto de los campesinos de 1947 del departamento de La Paz,
se puede decir: hermanos machaqueños «por lo visto nuestra historia es triste,
pero de eso no debemos más lamentarnos» porque ahora por voluntad nuestra hemos
reconstituido nuestra marka para que nos respeten nuestros derechos.
Por lo tanto es pertinente rendir homenaje a nuestros héroes de lucha: Faustino
y Marcelino Llanqui, porque ellos supieron enfrentar con valor las injusticias
de las que eran objeto en esa época. Jallalla.
Notas:
1 Choque Canqui, Roberto. Jesús de Machaqa: la marka rebelde 1. Cinco Siglos de Historia. La Paz, CIPCA/PLURAL, 2003.
2 Choque Canqui, Roberto. «La sublevación y masacre de Jesús de Machaca». En: Antropología Nº 1. 1979.
3 Choque Canqui, Roberto. La masacre de Jesús de Machaca. La Paz, Chitakolla, 1986.
4 Choque Canqui, Roberto y Esteban Ticona. La Paz, Jesús de Machaqa: la marka rebelde 2. Sublevación y masacre de 1921. La Paz, CIPCA/CEDOIN, 1996.
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