Recopilado y trascrito por: Juan Alberto Quiroz Maida. Febrero
de 2017. / Extraído de: "LA HISTORIA DEL SIGLO XX EN BOLIVIA".
VILLA RIVERO:
El de diciembre de 1908, un siglo después de la proclama de Murillo en 1809.
(Nótese el cambio del número nueve que del cuarto lugar pasa al segundo): ¿Un
augurio?
Nacía en el apacible Valle de Cochabamba y más propiamente en Villa Rivero, el
niño de ojos claros Gualberto Villarroel López.
Sus padres, Enrique Casto Villarroel y María López, avecindados en Villa
Rivero, formaban parte de la sociedad Rural. Cuando cumplía sus once años, los
padres del muchacho consideraron que la educación de provincia era insuficiente
para Gualberto.
EL CICLO MILITAR:
Tomaron la decisión de inscribirlo en una de las escuelas de la ciudad de
Cochabamba.
Así fue ingresó a la Escuela Fiscal Número Uno. Luego cursó el ciclo secundario
en el colegio Nacional Sucre hasta 1924. Las crónicas de ese colegio, confirman
la inteligencia y solidaridad del alumno Villarroel López.
Saliendo bachiller, postuló en 1925, cuando Bolivia cumplía su primer
centenario como República, al Colegio Militar. En los seis largos años de
cadete, Gualberto fue distinguido como abanderado y recibió un galardón
internacional del gobierno ecuatoriano: El premio Abdón Calderón al mejor
alumno, en 1928.
Los mortales acontecimientos del sudeste boliviano, obligaron al poder
Ejecutivo y a las Fuerzas Armadas a promover a los cadetes del último año del
Colegio Militar al grado de subtenientes.
Gualberto Villarroel, con su nuevo estatus de oficial militar, fue destinado al
Regimiento Pérez Tercero de Infantería.
En septiembre de 1930 fue designado instructor en la Escuela de clases, cargo
que casi de inmediato sería reemplazado por otro destino.
En efecto, el joven Villarroel se dedicó íntegramente al Regimiento Pando, que
para aquellos días de 1931, construía el tramo del ferrocarril La paz -
Chile.
En noviembre de 1932, su brillante hoja de servicios lo catapulta como oficial
destinado a servir en el Estado Mayor General, la flor y nata de la oficialidad
boliviana.
LA GUERRA Y EL DESTINO
Sin embargo, los acontecimientos iniciales de la Guerra
entre Paraguay y Bolivia, que se disfrazaron para el joven oficial de Ejército
como el verdadero "destino", incrustaron a Villarroel de en el Chaco
como oficial responsable de las indescifrables claves que su inteligencia y su
ingenio, habían creado como parte del sistema de inteligencia del Estado
Mayor.
Las claves llamaron la atención del General Hans Kundt jefe del Ejército en
campaña quien, en reiteradas ocasiones destacó la creatividad del joven oficial
boliviano.
Pero, el mayor fortalecimiento del espíritu de entrega y de combate de
Villarroel, se fue edificando en la línea de fuego. Las violentas acciones de
Cañada Strongest mostraron al impetuoso oficial ante la tropa y ante la
oficialidad, como el futuro líder militar-político.
Villarroel había empezado a desenredar la gran madeja de su destino y junto a
su regia personalidad, marchaban regimientos de nuevos hombres, con nuevos
conceptos, con ansias de unir los cuatro puntos cardinales de la Patria y sobre
todo, de transformar el mundo que ahora se llamaba Bolivia.
El destino se impondría hasta el último aliento de Villarroel... que de
excelente camarada, cumpliría su ciclo histórico como Presidente de Bolivia. De
la nueva Bolivia consciente de su identidad y su unidad nacional.
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