Por: JOSÉ LUIS PÉREZ CORO El Potosí, 22 de abril 2017 - Artista, escritor e
investigador historiográfico.
La Semana Santa es una de las conmemoraciones y celebraciones más arraigadas de
la tradición popular en tierras potosinas. En la capital del Departamento, la
Diócesis y parroquias celebran esta fecha con distintos actos y ritos
religiosos. Pero es en las provincias y en el campo potosino, donde esta fecha
y acontecimiento toman características distintas y particulares a las
practicadas actualmente en la ciudad de Potosí.
Estas manifestaciones brillan por lo particular y pintoresco de la celebración
que hacen de la Pascua, que por otra parte no está exenta de cierto sincretismo
y paganismo religioso. En todas las regiones del Departamento tienen una
particular forma de manifestación respecto a estas fechas religiosas, algunas
similares en su concepción, pero diferentes en su manifestación.
La Semana Santa es de fecha movible y la Pascua se celebra y festeja después
del viacrucis y procesión del Viernes Santo, la vigilia y gloria del Sábado
Santo. Siendo el día domingo donde se celebra la tradicional fiesta de Pascua.
En este estudio se verá una pequeña parte (de manera general) de lo mucho que
hay de estas manifestaciones culturales en distintas provincias y cantones del
Departamento de Potosí.
Tradiciones y costumbres de la fiesta de Pascua en las provincias Cornelio
Saavedra, Chayanta, José María Linares, Norte Potosí y otras.
A pocos kilómetros de Potosí se encuentra el poblado de Betanzos, localidad en
que la fiesta de Pascua, toma características especiales. Era en tiempos
pasados; una celebración importantísima y magnánima, donde acudían desde
distintos lugares a la feria y fiesta de la Pascua, celebrada en esa localidad.
Betanzos en ese entonces era considerada popularmente como la capital regional
del folklore de la celebración de la Pascua, de esa región en particular, pues
de muchas comunidades aledañas se daban cita en Betanzos, por la gran feria que
se armaba ahí, además de la fiesta principal de la Pascua. Pero aún hoy, en
algunos recodos del poblado, puede el visitante encontrarse con uno de esos
personajes típicos de la región y aledaños, donde este (singular y pintoresco)
personaje suele estar acompañado de bellas cholitas, sendas tutumas de chicha y
del instrumento musical más importante de Bolivia, como es el charango
potosino. De sus cuerdas (en especial para esa fecha) resuenan típicas y
singulares melodías que sus intérpretes han preparado especialmente para esta
celebración y fiesta, que no es otras que las tonadas o melodías denominadas
como “kalampeados”, de “Pascuitas”, “Pascua Florida” o simplemente tonadas de
época de Pascua.
Esta tradicional música y tonada potosina tiene un “temple” y afinación
especial para este tipo de música. Así como la forma de tocar, “rasgar” y
cantar estas melodías, claro está, precedida del infaltable “zapateo” donde
varones y mujeres hacen gala de sus habilidades como bailarines. Muchas de
estas canciones tradicionales son coplas cantadas, en la que se repiten muchas
conocidas por todos, u otras creadas para esas fechas y fiestas. De estas
coplas pascueras, las más son coplas improvisadas y cantadas por varones y
mujeres entre alegres y tristes. Donde estos intérpretes van cantando y riendo
de felicidad, o ya cantando entre llanto y quejas que salen de sus profundas
gargantas, en un tono característico que las distingue de otras
manifestaciones. (La melodía y ritmo de este tipo de música generalmente es
alegre y festivo, pero detrás de estas se esconde cierta amargura y tristeza en
su interpretación y sus letras que van cargadas de ironía picaresca y
sentimientos amorosos, amén de otras cosas).
La mayoría de estas coplas, (las hay diferentes) son cantadas en quechua o bien
entremezcladas en un castellano-quechua característico o quechua- castellano,
según el caso, después de la copla, que por ejemplo suele decir así: “Eres tú
flor tan bonita granaditay”, para besar tu boquita”, o esta otra que en
quechua-español dice: “Q’omer pampas purisqayta granaditay”, y a continuación se
repite cierta frasecilla popular que dice: “robar quisiera tu corazón” y
nuevamente cantan otra copla distinta seguida de esta última frase que cierra
una estrofa, o parte de la misma.
Esta última frase es la que popularmente se va repitiendo, continuamente
mientras se van cantando otras coplas al ritmo del Charanguito, que resuena
bullicioso pero armonioso con el entorno.
Así se suele escuchar palabras características y repetitivas como: “granaditay”
“palomitay” o pascualitay, seguida de: “robar quisiera tu corazón” o la muy
conocida: “viva la Pascua pascualitay”, o también esta otra que dice: “Pascua
queremos pasculitay”, entre otras variantes.
Estas coplas son las que más se han popularizado en Bolivia y más al ser
grabadas por muchos y reconocidos artistas nacionales e internacionales, tanto
del folklore nuevo, como del folklore costumbrista o del folklore nativo
regional.
Charanguistas de afamados grupos musicales como Los Kjarkas, Savia Andina entre
otros, han ejecutado alguna vez esta música tradicional. Así los exintegrantes
del grupo de neofolklore, como son los Kjarkas, que luego formaron el dúo
Tupay, han ejecutado y grabado estas tonadas en versiones estilizadas, pero que
mantienen de cierta manera la esencia de las originales autóctonas, donde el
charango le da esa característica inconfundible.
Por otra parte, disimiles y numerosos interpretes charanguitas de la fama del
maestro músico Ernesto Cavour Aramayo, Bonifacio Alberto Terán, la Pocoateña,
Luzmila Carpio, Mario Anagua, Alberto Arteaga, Eddy Navia, Alfredo Coca, el
gran maestro Mauro Núñez, entre muchos otros, han basado su estilo de rasgueo y
kalampeado en estas tonadas de Pascua Florida, del Salaqe, de los Fandangos,
etc. La tradicional forma de tocar el charango, tiene origen en estas
manifestaciones musicales y aun se toquen otros géneros musicales, la esencia
de estos se mantiene.
Esta característica de canto y llanto repetitivo, llama la atención en cuanto
que el cronista Bartolomé Arzans de Orsua y Vela, ya en el siglo XVIII, hace
referencia a manera de observación crítica y de la que además fue testigo, a
este tipo de canto y manifestación sincrética, en el que cuenta que muchos
pobladores de la Villa, sobretodo indígenas y mestizos, pero en especial
mestizos, solían en ciertas fechas cantar y tocar ciertas tonadas y melodías
simples y monótonas que repetían todo el tiempo sin cesar por horas y aun por
muchos días en que durase su celebración. Y que las volvían a cantar en sus
peculiares cuartos o tiendas características de estos sujetos, donde se bebía
alcohol o aguardiente mientras cantaban y bailaban sus cantos particulares
hasta el amanecer, para continuar con estas, al día siguiente.
Puede que no se trate particularmente de las tonadas de pascuas, pero esta
forma de canto a la que refiere el cronista Arzans, es característico de una
buena parte de la música denominada como charangueada, kalampeada u otras
similares.
En antaño, muchos poblados de distintas regiones (sobre todo en sus plazas,
chicherías y otros establecimientos), se veían engalanados y repletos de
colorido, ritmo y música, donde los parroquianos rurales demostraban su fe
religiosa, cantando y zapateando al ritmo de la Pascua. Donde tampoco faltaban
las corridas de toros y las ferias agrícolas y vinícolas, como se las realiza
aún hoy, en la región de Turuchipa y otras aledañas a la provincia Linares, que
se caracterizan por ser lugares cálidos y de hermosos paisajes culturales y
donde se puede degustar de frutas, vino y el exquisito singani, (el singani es
originario de estas regiones, mismas que están en la provincia, José María
linares, además de otras, aledañas a esta).
Otro poblado que como muchos otros celebra la Pascua con un sinnúmero de
manifestaciones particulares, es el pueblo de Quivincha. En esta región, aparte
de entonar y bailar el tradicional “Salaque”, también se interpreta la tonada
de la Pascua y es además el lugar donde se encuentran los más habilosos
ejecutantes de este ritmo y melodía, tradicional de Potosí.
Por otra parte se debe mencionar que el “Salaque” y “Salay” (a las que muchos
consideran que ambas son la misma y otros por su parte dicen que más que
homónimas, parecen ser diferentes entre sí), son manifestaciones también
originarias de estas regiones.
Danza, baile y canto que merecen y esperan especial estudio musicológico y
etnográfico entre otras disciplinas, que revaloricen estas y otras
manifestaciones, para su rescate, difusión y reconocimiento de las mismas; como
auténticas manifestaciones culturales del Departamento de Potosí, pues son
estas manifestaciones, (como tantas otras en el departamento y las provincias
de Potosí referentes al charango y su música), que tienen una particular
originalidad y son las que han consolidado a Potosí como “Cuna del Charango” y
no otras ajenas que desvirtúan lo auténtico y tradicional en Potosí. Muchas de
estas costumbres se practican en otras regiones del Departamento, pero poco a
poco tienden a desaparecer por falta de apoyo institucional.
Así, la fiesta de la Pascua en el Departamento de Potosí se constituye sin
duda, en una de las más originales y auténticas expresiones culturales que
tiene Bolivia y que merece más atención para su difusión y preservación, para
que continúe enriqueciendo el legado cultural que tiene Potosí.
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