El País de Tarija, 6 agosto, 2018. // https://elpais.bo/las-valientes-mujeres-y-su-rol-en-la-independencia-de-bolivia/
//Para más historia: Historias
de Bolivia. // Foto: Ana Barba.
Las mujeres siempre han estado presentes escribiendo con sus actos las páginas
más importantes de la historia. La Independencia de Bolivia fue un sueño de
todos. Ellas participaron de reuniones secretas y de luchas conjuntas con amor,
abnegación y valor. Y en muchos casos fueron el motor mismo de las luchas.
En el año 1812 cuando era 27 de mayo las mujeres de la Coronilla afirmaron: “si
no están los hombres, aquí estamos nosotras para defender”. Y de esta manera,
el sacrificio de las mujeres en Cochabamba en el cerro de San Sebastián, quedó
inmortalizado en la historia. Las heroínas sucumbieron en los brazos de la
gloria, pasando a ser parte de las bolivianas ilustres, como Manuela
Gandarillas, Josefa Montecinos, Manuela de la Tapia, Juana Barbieto de
Antezana, entre otras.
Pero la lista de mujeres que aportó a este país con sus luchas es aún más
larga. En ella tenemos a Vicenta Juaristi Eguino, Simona Josefa Manzaneda,
María Linares, Manuela Gutiérrez, Ana Barba, Úrsula Goyzueta, Isabel Calvimonte
de Agrelo, Gregoria Apaza, Ramona Zinosaín, Petrona Francisca Blacader
Canisares, Manuela Durán, Mercedes Cabrera de Jiménez, Manuela Sagárnaga, Juana
y Mercedes Cuisa, naturales de Chuquisaca, quienes murieron flageladas y
ahorcadas acusadas de conspiradoras, Juana Azurduy de Padilla, las Heroínas de
la Coronilla y muchas más mujeres anónimas escribieron la historia.
De acuerdo a revisión bibliográfica, en el norte de Potosí destacaron Tomasina
Silvestre, quien junto a Isidora Katari Flores apoyaron con sus actos la rebelión
de los hermanos Katari. En Oruro en el año 1781 la hija de Sebastián Pagador
junto a mujeres indígenas tomaron la iniciativa, enfrentándose a las
agraviantes determinaciones del corregidor Urrutia y de las compañías de
españoles, lo que desencadenaría la Revolución del 10 de Febrero de 1781.
Tiempo más tarde, fueron acusadas de haber animado y auxiliado a los
amotinados, entre ellas María Quiroz, esposa de uno de los considerados motores
de la rebelión, Clemente Menacho; Francisca Orozco y María Francisca Goya,
mártires las tres, desterradas a las cárceles de Buenos Aires. Se anota también
a Dominga Salamanca como cómplice de los cabecillas, entregando correspondencia
que llegaba, en las chuspas de coca.
Fue también importante el rol de Bartolina Sisa, quien nació en La Paz, en
Sullkawi, cerca de la ciudad. Dedicó su vida a luchar contra la opresión de los
colonizadores, buscó la libertad y una vida digna para los indígenas. Se casó
con Tupac Katari.
La pareja se unió A Túpac Amaru II y a su esposa Micaela Bastidas, dos
guerreros incansables, en busca de libertar a sus pueblos y que lideraban el
grupo de los quechuas. Así estalló la insurgencia aimara-quechua. Dirigió
batallas junto a su esposo y tuvo a su cargo el ejército aimara. Sus propios
compañeros la traicionaron y entregaron a Sebastián Segurola como prisionera de
guerra. Bartolina y Tupac Katari fueron sentenciados. Él murió en noviembre de
1781 y ella en septiembre de 1782 torturada, ahorcada y descuartizada. Su
cabeza y extremidades fueron exhibidas.
En los acontecimientos chuquisaqueños, destacan Mariana Zudáñez, hermana de
Jaime por su temperamento y valentía, Teresa Bustos de Lemoine, esposa de José
Joaquín de Lemoine, que fue desterrada junto a sus seis pequeños hijos por su
labor conspirativa.
Ana Barba, patriota cruceña, ahijada de Ignacio Warnes, no dudó en rescatar los
restos del valiente Warnes, siendo incendiada su casa y perseguida por el feroz
Aguilera; Francisca López, Rosa Montero, Manuela Velasco de Ibáñez, representan
el espíritu generoso y patriota de la mujer de Santa Cruz.
Otro testimonio de la lucha de la mujer en la independencia viene de la mano de
Juana Azurduy de Padilla, quien tenía que ser monja, pero optó por las armas.
Es una de las madres de la patria, esposa del general mayor Manuel Ascencio
Padilla. Juana Azurduy de Padilla fue una de las artífices y tejedoras del
proceso de la independencia. Juana se va con sus hijos al Valle de Segura,
donde pierde a sus cuatro hijos, luego queda viuda y embarazada. Concibe a
Luisa Padilla y mientras se inicia un ataque realista se une a la guerrilla de
Martín Gümes. Tras morir su esposo, asumió el mando de la guerrilla, con el
grado de Coronela. Cuando Manuel Belgrano la vio en pelea, se asombró tanto que
le entregó su espada en reconocimiento a su lealtad a la causa. Muere en Jujuy,
en absoluta pobreza.
Sin embargo, la vida de Gregoria Apaza nos cuenta otra importante historia de
valor. Desde muy niña, fue testigo de humillaciones a su pueblo por parte de
los colonizadores españoles. En 1781 participó junto a su hermano Julián Apaza
(Tupac Katari) en los movimientos indígenas contra la opresión española.
Estos movimientos indígenas cercaron las ciudades de La Paz y Sorata, su
carácter dominante y extraordinaria fortaleza dieron un importante apoyo en la
organización del cerco. Cuando Tupac Katari se ausentaba de los campamentos que
rodeaban a la ciudad de La Paz, Gregoria Apaza junto a su cuñada Bartolina Sisa
asumían el mando de las tropas aymaras y eran tan eficientes que nadie sentía
la ausencia de Tupac Katari.
En el momento en el que se rompió el primer cerco de La Paz, Tupac Katari se
repliega al campo. En Sorata, Gregoria Apaza mantiene cercada la villa,
construyen una represa donde acumulan las aguas de los nevados, la que posteriormente
es abierta llegando a destruir las defensas de la villa e inundando las casas
de los habitantes. Posteriormente Gregoria Apaza, junto a su cuñada son hechas
prisioneras y encerradas en una celda fría, oscura y húmeda, donde se las
interroga, Apaza muere a garrote previamente fue paseada desnuda sobre un burro
por la plaza principal.
Pero otro nombre poco conocido es el de Vicenta Juaristi Eguino, ella nació en
La Paz en medio de una familia adinerada, sin embargo siempre estuvo
concentrada en la mejora de su pueblo. Juaristi se casó con el español
Rodríguez Flores, quien a pesar de su origen, apoyó a su esposa en la lucha por
la Independencia. Sin embargo, poco tiempo después murió.
Juaristi se casó nuevamente y esta vez con Mariano Ayoroa, de quien se separó
por realista exacerbado. Trabajó en los preparativos revolucionarios. Su casa
fue centro de reuniones patrióticas. Puso toda fortuna, al igual que sus
bienes, al servicio de la Revolución del 16 de julio de 1809, de La Paz. La
revuelta fue sofocada por Goyeneche. Ella fue condenada a seis años de prisión,
que no cumplió porque su familia pagó, pero la desterraron al Cusco, donde
siguió su ideal.
Bibliografía*
DÍAZ ARGUEDAS, Julio. Guerrilleros y heroínas de la Independencia. Editora
Universo.
La Paz. 1974.
Fundación Cultural del Banco Central. Primera gesta Libertaria. Túpac Katari.
Sucre. 2004.
SOUX, María Luisa. La Paz en su ausencia. Gobierno Municipal de La Paz. 2008
Tres heroínas valiosas
IGNACIA ZEBALLOS
Nació en lo que ahora es Warnes, el 27 de junio de 1831. Se la recuerda por su
participación heroica en la Guerra del Pacífico como enfermera. En 1876
participó de la quema del Palacio de Gobierno en el intento fallido de derrocar
a Tomás Frías. Allí, se enteró de la invasión chilena en marzo de 1879. A pesar
de que el comunicado del Gobierno eximía a residentes de Santa Cruz y Beni de
enlistarse, Zeballos se trasladó a La Paz a lomo de caballo. Se enlistó al
Batallón Colorados y fue a Tacna vistiendo el uniforme de su difunto marido, el
teniente Blanco.
MARIANA ZUDÁÑEZ
Es la heroína oculta en libros de historia. Mariana pidió en las calles por su
hermano Jaime, apresado por la autoridad española hace 200 años fue la chispa que
desencadenó este llamado “primer grito libertario de América”. Pero ello,
quizás no hubiese sido posible si no hubiera estado Mariana que salió a pedir
ayuda por el arresto de su hermano y a incitar a los vecinos y al resto de
Sucre a que salieran en defensa de Jaime. El vecindario respondió y se sublevó.
Ella murió en 1830.
ANA BARBA
Ana Barba, patriota cruceña, ahijada de Ignacio Warnes, no dudó en rescatar los
restos del valiente Warnes, siendo incendiada su casa y perseguida por el feroz
Aguilera; Francisca López, Rosa Montero, Manuela Velasco de Ibáñez, representan
el espíritu generoso y patriota de la mujer de Santa Cruz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario