Fuente: La Caballería Boliviana en la Guerra del Pacifico
(1879-1884). Del chileno Patricio Greve Möller / Primera Edición, 2013.
Al comenzar el conflicto, con la ocupación chilena de
Antofagasta, el 14 de febrero de 1879, el Ejército de Bolivia estaba conformado
por 2.300 hombres y 1.000 oficiales activos. En el arma de caballería
boliviana, sólo existían dos cuerpos, ambos de línea; uno era el afamado
escuadrón “Escolta 1º de Coraceros” y el otro el regimiento “Bolívar 1º de
Caballería” o también conocido como los “Húsares de Bolivia”. Como armamento,
los 300 jinetes iniciales de la caballería boliviana, aún cargaban viejas
carabinas, espadones curvos y lanzas.
También debemos mencionar, que el profesionalismo militar en Bolivia dejaba
mucho que desear, ya que habitualmente en esta época, los ascensos en el
ejército eran extremadamente rápidos en todas las clases jerárquicas; así,
soldados muy jóvenes podían llegar a ser oficiales superiores en poco tiempo.
Esto queda patente, ya que la gran mayoría de sus coroneles y generales habían
llevado la cartuchera en alguna parte de su vida militar. Por lo demás, no era
de asombrar que los bastones de mariscal se obtuvieran tan ligero.
El reclutamiento del soldado boliviano se hacía como en otro tiempo se había
practicado el apresamiento de marineros en Inglaterra, es decir, a la fuerza.
La crueldad del sistema militar no era muy grande en Bolivia; el indio, el
mulato o el mestizo, que el Prefecto o Subprefecto hacía tomar en su choza para
incorporarlo al ejército, no era privado sino de un bienestar muy imaginario.
El hombre del pueblo boliviano nacía batallador, por lo cual, muy pronto se
convertía en guerrero. Se le enseñaba a manejar un fusil, lo que le divertía; y
se le enseñaba a ponerse zapatos, lo que le incomodaba.
En cambio, el oficial boliviano, menos gentleman que su hermano de armas de la
República del Perú, era rudo y sombrío, y participaba siempre de la vida de
campamento de sus hombres.
Con el inicio del conflicto, en el año 1879, el pueblo de Bolivia se levantó en
masa para la defensa nacional; se sucedieron las reuniones patrióticas; se
hicieron subscripciones para atender a los heridos, socorrer a las viudas y a
los huérfanos; se organizaron cuerpos de voluntarios y se llenaron las plazas de
los cuerpos de línea existentes y de nueva formación.
Entre las órdenes bases para el nuevo ejército boliviano, se organizó la
Guardia Nacional y el ejército de línea, fuera de la formación de un gran
cuerpo de caballería sólo de voluntarios, conocidos contemporáneamente como la
Legión Boliviana.
En esta formación primaria, entró directamente a regir el reclutamiento basado
en el antiguo Reglamento de la Guardia Nacional, que se hallaba casi olvidado
desde el año 1873; haciéndose en la práctica difícil y obsoleto de aplicar en
un estado normal, sino imposible en guerra. De esta forma, a la autoridad
dictatorial boliviana le fue pues indispensable e imperioso introducir ligeras
reformas en él, apelando al alistamiento voluntario para suplir las plazas en el
ejército en defensa de la nación. Afortunadamente, este sistema transitorio dio
magníficos resultados desde un principio, con la formación de 50 batallones de
infantería y más de 20 escuadrones de caballería, elevando los cuerpos a un
número respetable para enfrentar al enemigo.
Desde un comienzo, el ejército de línea fue inmediatamente elevado en sus
plazas en todas las armas (infantería, caballería y artillería). En lo que
respecta a este libro, en el arma de caballería, fueron cinco regimientos e
igual número de escuadrones; divididos en seis divisiones en sus comienzos,
alcanzando posteriormente el número de nueve. En la práctica, éstas podían
maniobrar independientemente una de la otra, salvo la llamada Vanguardia o
conocida también como Legión Boliviana, con sus nueve escuadrones, estuvo
siempre dispuesta a atender y llenar los objetos más importantes de la campaña
militar.
Es así como finalmente el general y dictador boliviano señor Hilarión Daza,
pone al ejército boliviano en pie de guerra durante el conflicto; movilizando
en el arma de caballería un total de 7 regimientos, 4 escuadrones sueltos y la
Legión Boliviana; está última compuesta de jóvenes rifleros a caballo, todos
voluntarios, que aportaron cabalgaduras y arreos. En ella, siempre se ostentó
la gallardía, el patriotismo y el valor, en 800 y más plazas. Debemos apuntar,
que en Bolivia, se llamaban comúnmente “francotiradores” a los voluntarios
armados a caballo.
Esta afamada legión, que perteneció a la juventud boliviana de la clase
literaria, comercial y minera, fue la más ardorosa al presentarse a tomar las
armas; de ahí que Daza siempre creyó oportuno aceptar ilimitadamente tan
precioso contingente, ordenando desde un principio la organización de este
numeroso cuerpo, compuesto finalmente por los escuadrones “Murillo”,
“Vanguardia”, “Libres del Sud” y “Velasco”, entre los principales.
De igual forma, se formó en Tacna el escuadrón “Franco Tiradores”; el primero,
para hacer distinción del homónimo adscrito a la 5° División Campero, la “errante”,
por su periplo antes de llegar a Tacna para la batalla decisiva. El “Franco
Tiradores” de Tacna, llenó sus cuadros con los ciudadanos expoliados y
desterrados del Litoral boliviano; cuerpo del ejército que soportó con más
resignación y entusiasmo las más rudas fatigas y privaciones en campaña,
prestando el más positivo servicio en las operaciones militares que deparó la
guerra, en el árido y escabroso desierto de Huatacondo, el punto más avanzado
sobre la línea del enemigo.
La caballería boliviana se caracterizó permanentemente por tener caballos de
poca alzada, bridones cochabambinos en su mayoría, no aptos para acciones
bélicas de envergadura en esas agrestes y desiertas comarcas; lo que finalmente
derivó en la pérdida de un porcentaje significativo de equinos en la larga
espera hasta la batalla decisiva, provocando que no todos los jinetes
estuvieran normalmente montados.
Sus jinetes fueron armados comúnmente con carabinas norteamericanas Rémington,
careciendo normalmente de sables. Fuera de esto, el vestuario fue siempre un
problema para el soldado; ya que muchos de ellos recibieron recién prendas de
vestir cuando llevaban ya meses en campaña sufriendo todos los rigores del
clima, con telas de mala calidad y principalmente falta de reemplazos por el deterioro.
Aún así, se improvisaron buenos trajes con el erario nacional boliviano, con
excelentes sastres franceses o bolivanos, con el uso de buen paño, como telas
burdas malamente teñidas. A falta de uniforme militar, muchas veces se
improvisó con elementos mixtos, militares y civiles, principalmente comprados
en el comercio de Tacna.
En la táctica, debemos aclarar que en batalla, estos cuerpos bolivianos se
caracterizaban por ser infantería montada; despojándose de sus monturas al
entrar en combate, peleando pie a tierra o pecho a tierra, en guerrilla por
compañías. Aún así, hubo casos clásicos de enfrentamientos entre caballerías,
como Pampa Germania y Tambillo. Las grandes batallas de la Guerra del Pacífico,
como San Francisco (Dolores) y Tacna, dieron un rol deslucido a estas unidades,
despojándolos de la gloria y brindándoles un papel más bien secundario en la
contienda.
Cuerpos como el “Coraceros”, nunca entró en combate con fuerzas chilenas, a
pesar de estar presente. Su papel histórico, más bien de escolta o boato, no
prestó mayor utilidad militar en campaña. Diferentes son los casos del “Franco
Tiradores” y “Bolívar 1º de Caballería”, fuera de la mencionada Legión
Boliviana en Tacna.
Gran parte de los cuerpos de la Guardia Nacional, formados en diferentes
localidades y departamentos de Bolivia, sirvieron como reemplazos; ya que en
muchos casos fueron finalmente absorbidos en número por las unidades de
caballería principales en campaña, que a través de la extensa espera para el
enfrentamiento definitivo en Tacna, sufrieron severos desgastes en sus plazas,
por enfermedades, clima inhóspito, ocio y deserción en marchas y campamentos.
Podemos decir con claridad, que la gran batalla decisiva de la guerra, para
estas fuerzas bolivianas, fue la del Campo de la Alianza o Tacna, librada el 26
de mayo de 1880; en que todas las fuerzas aliadas convergieron en la meseta del
Inti-Orko, cerrando definitivamente toda posibilidad de participación posterior
de la caballería en la guerra y de toda Bolivia; retirándose consecuentemente
al altiplano para no volver a luchar.
Concluiremos que en general, los departamentos bolivianos rindieron buenos
frutos de plazas montadas para el teatro de operaciones de la guerra; las que
se distribuyeron como sigue: Departamento de Cochabamba; con los escuadrones
“Junín 3° de Coraceros”, “Libertad 4° de Coraceros”, “Potosí 4° de Coraceros”,
“Húsares del Rocka”, “Vanguardia”, “Alianza”, “Mizque” y “Punata”. Departamento
de Chuquisaca; con los escuadrones “Libres del Sur”, “Azero” y “Padilla”.
Departamento del Litoral; con los escuadrones “Rifleros de Atacama” y “Franco
Tiradores”(1). Departamento de La Paz; con los escuadrones “Murillo”,
“Escolta”, “Guías”, “Lanceros de Luribay” y “Vanguardia”. Departamento de
Potosí, con el escuadrón “Rifleros de Honor”. Departamento de Santa Cruz; con
el escuadrón “Velasco”; y los regimientos “Cordillera”, “Santa Cruz” y
“Vallegrande”. Departamento de Tarija; con los escuadrones “Méndez 2° de
Coraceros” y “Franco Tiradores”; además de los regimientos “Concepción”,
“Salinas”, “San Lorenzo” y “San Luis”.
Referencias:
(1) Formado en Tacna.
La foto que encabeza el posteo no corresponde a la Guerra del Pacifico. Los soldados estan armados con carabinas Mauser M.1891 "argentinien pattern" fabricadas en Berlin por Ludwig Loewe y compradas en 1895.
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