10 de abril de 2008.
La emoción afloraba por la piel cuando nos dirigíamos al sector donde murió
heroicamente la denominadas Sección de Hierro, encabezada por el subteniente
Félix Méndez Arcos y sus 24 soldados en la defensa de Villa Montes durante la
Guerra del Chaco (1932-1935).
Acompañados por varios oficiales de Ejército, entre ellos el ahora general
Carlos Sejas Calicho, recorrimos los senderos de gloria, valor y muerte que dejó
la guerra con el Paraguay.
Cada paso sobre las hojas secas rompían el silencio fantasmal del Chaco, las
miradas buscaban las huellas de los soldados, por fin, encontramos el monumento
de Félix Méndez Arcos.
Aquí fue donde toda la Sección de Hierro pereció, indica un capitán que hace un
alto para tomar un poco de agua.
Habíamos llegado al lugar donde Méndez Arcos dio sus últimos disparos y murió
de frente, mirando la cara de su enemigo, en se momento su verdugo; sus 24
soldados también corrieron la misma suerte.
Ninguno de estos valientes soldados retrocedió, con la muerte rondando sus
trincheras lucharon hasta morir, frente a ellos el enemigo invasor y en sus
espaldas el pueblo boliviano.
La imaginación nos recrea a los combatientes bolivianos y paraguayos
enfrentados ferozmente. Nos imaginamos cómo habrán sido los últimos minutos de
vida de nuestro héroe y sus soldados, cuales habrán sido sus pensamientos,
seguramente de Méndez Arcos fue la imagen de sus hijos Rafael, Félix y Urbelinda
y su esposa Josefina.
Cuando Méndez Arcos partió a la guerra, dibujó una sonrisa en el rostro y sus
ojos grabaron la imagen de sus hijos, con un beso y abrazo se despidió de ellos
prometiendo volver. El padre dejó su hogar ante el llamado a la defensa de la
Patria, cumplió con su deber y murió por Bolivia.
Las trincheras de la Sección de Hierro aún se encuentran en el lugar, aunque
casi tapadas con tierra y hojas. En el lugar encontramos también las vainas de
los fusiles y ahora son un recuerdo del valor de esta generación de bolivianos
que con el paso del tiempo son olvidados y los niños poco conocen de sus
hazañas.
MENDEZ ARCOS
Félix Méndez Arcos, nació en un humilde hogar en la ciudad de Cochabamba, el 28
de mayo de 1905, habiendo cursado primaria en la escuela Fiscal Nº 3 de varones
en el Colegio Nacional Sucre de su ciudad natal.
Su condición humilde hicieron de él un verdadero mártir, ayudando a sustentar
el hogar desde su adolescencia trabajando junto a sus padres.
A los 19 de edad, se enroló en filas del regimiento Pérez III de Infantería en
el año 1924, a partir de esa fecha comienza su gloriosa vida militar destinado
a la Compañía de Ametralladoras de su unidad; habiéndose distinguido por su
disciplina y dedicación en el manejo de las armas, cumplió su deber militar y
fue licenciado con el grado de Sargento.
Retornó a la vida civil, contrayendo matrimonio con la Señora Josefina
Grosberger el año 1927. Desempeño el cargo de Juez Comisario de la Policía
Municipal de Cochabamba, supo incentivar el deporte como presidente del Club
Tunari; hasta que estalla la Guerra del Chaco, presentándose al llamado clarín
de la guerra dentro su categoría.
Se incorporó en el Destacamento I con el grado de cabo, marchó a la campaña el
2 de octubre de 1932, en Villa Montes su destacamento había pasado a constituir
el Regimiento 20 de Infantería, fue destinado como comandante de la Sección de
Ametralladoras.
Tuvo su bautizo de fuego en la retoma de Platanillos el 13 de Diciembre de
1932, actuación que le valió su ascenso al grado de sargento, posteriormente
combatió frente al Fortín Fernández.
En el fragor del combate cae el oficial comandante de la sección y es reemplazado
por nuestro héroe, quien desde ese momento redobla su valeroso comportamiento
frente al enemigo, demostrando gran aptitud de mando y condición militar, así
es como fue su constancia, su valor y sacrificio.
Paso a paso conquistó sus grados hasta ser nombrado subteniente de reserva,
actuando desde Platanillos, Toledo hasta la defensa de Villa Montes, pasando
por las acciones libradas en Gondra, La China, Cañada Cochabamba y El Carmen.
Su ascenso a subteniente fue el 5 de Julio de 1934.
Obtuvo destacada actuación en todas ellas, su patriotismo lo impulsaba al
combate en defensa de su amada patria, con denuedo y sacrificio hasta llegar al
holocausto de su vida misma.
VILLA MONTES
Durante la gran batalla de Villa Montes, el Regimiento paraguayo Corrales,
había lanzado la primera ola de asalto sobre el sector defendido por la
compañía Peñaranda, con centro de gravedad en la sección que comandaba Méndez
Arcos, la cual resistió heroicamente la primera ola de asalto, sino también la
segunda y tercer asalto enemigo, quedando el campo cubierto de cadáveres y
heridos.
Los paraguayos irrumpieron nuevamente en la línea boliviana, tan sólo pasando
sobre cadáveres de los soldados que formaban la Sección de Hierro, es decir,
que el teniente Méndez Arcos y sus 24 soldados valerosos habían sido
sacrificados en forma gloriosa el 20 de Febrero en el sector de Iguaruru.
En enero de 1964, se marca como fecha de creación de una bizarra unidad con el
denominativo de “Regimiento Nº. 1 Ranger”; posteriormente el 28 de mayo del
mismo año, toma el nombre de unos de los más distinguidos héroes de la Guerra
del Chaco, el célebre comandante de la Sección de Hierro “Teniente Félix Méndez
Arcos”.
Queda también plasmado en el historial de la unidad, que el primer estandarte que
tuvo el Regimiento fue recibido de manos de la señora Josefina Grosberger,
viuda de Félix Méndez Arcos en un acto solemne realizado en el Gran Cuartel de
Miraflores, con motivo de celebrar el día de las FF.AA. de la Nación.
RAFAEL MENDEZ ARCOS
Luego de la muerte del héroe, el periodista de las Semana Gráfica, Martín del
Fortín, tuvo la acertada y ahora valiosa idea de hacerle una entrevista al hijo
mayor de Félix Méndez Arcos, en pocas líneas se relata el sentimiento que tiene
un niño por su padre y su país.
En el año Calle Oruro Nº 62, en la casa de la “Sección de Hierro”, doña
Josefina Grosberger, de físico agradable y que inspira gran simpatía.
Rafaelito, el hijo del héroe se encapricha en el momento de la visita del
repórtero, levantando los hombros a su hermanita María Urbelinda y negándose a
acceder, para jugar juntos en la canilla, que fluye abundantemente en medio del
patio y donde hay otros niños mojándose, haciendo una gran algarabía.
Como deberán repercutir estas vocecitas eufémicas en el corazón atormentado de
la madre, la única que encierra para sí y conoce la amargura de la orfandad en
que han quedado sus niños¡.
Rafaelito tiene un porte burgués y aunque no sabe decirlo, ya se considera
demasiado hombrecito y por eso refracta a los demás chiquillos.
Son tonterías meterse con ellos. Ha preferido más bien construirse un par de
lentes de aviador con las tapacoronas de las botellas, pero, no ve nada, no
obstante sus esfuerzos por sostener el original artefacto óptico.
¿Un reportaje?
Si eso es alguna cosa de comer y bien rica, que me traigan. De otro modo
prefiero que no me mortifiquen -parece decirnos nuestro ilustre entrevistado.
Es que no conoce todavía que el periodismo es una de las plagas de la humanidad
que mete sus narices en todo.
Rafaelito, es bastante aficionado a la equitación no nos aceptaría el reportaje
sin previamente posicionarse bien en una de nuestras rodillas, tomando asiento
a hojarcadas e improvisando un magnífico caballo, mucho mejor que el que vemos
arrojado en la mitad de su alcoba, de palo de escoba.
¿Cuáles son sus impresiones?
El reporteado se asusta y mira hacia su cama, donde la noche anterior parece
haber dejado algunas impresiones.
¿Qué es lo que más le gusta?
Montar a caballo; por eso le pedí a mi mamá que me haga trabajar el traje de
jockey con el que usted me ve.
¿Dónde está su papá?
Papito está en la Guerra, y a mí tampoco me vencen cuando juego a los
soldaditos.
Este nuestro Rafaelito es un tremendo; no quiere estarse quieto ni un momento y
amenaza el fracaso del reportaje -como las conferencias de paz- si acaso la
rodilla del periodista no comienza a “galopar”, más, más veloz.
Epa Epa...
Dan ganas de considerarse abuelo, pero, de todo hay que pasarla en la vida para
conseguir la noticia diaria.
¿Qué querría usted ser cuando sea grande?
Hay tiempo para pensar. Uno siempre desea muchas cosas, y a veces no llegan a
cumplirse. Estoy contento con lo que soy, es decir, hijo de mi papá.
¿Qué opina usted de la guerra?
Que me traigan un niño “pila” de mi edad, podemos jugar con él, yo le prestaré
mi espada y zapatos.
¿Qué opina de los invasores guaraníes?
Rafaelito nos da una respuesta media fea que preferimos traducirla en iniciales
únicamente, nos dice: K K
¿Qué nos dice de Estigarribia?
Lo conozco, es el perro de mi vecina
Aquí ser suspendió nuestra charla en forma brusca, ante la presencia de un alto
jefe del Estado Mayor Auxiliar que viene trayendo algunos documentos y a
notificar las ceremonias que se realizarán el jueves.
Rafito, desmontándose anuncia: “Mamá, había venido ese coronel que tiene los
dientes postizos....
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